La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, sumó ayer su voz a los portavoces de la Casa Blanca que han rechazado las explosivas acusaciones de Estado de negación , el último libro del periodista Bob Woodward, donde se contradice la rosada imagen sobre la posguerra de Irak presentada machaconamente por el presidente, George Bush.

Rice, a quien el libro acusa de haber desoído la advertencia sobre un posible ataque de Al Qaeda contra EEUU, hecha dos meses antes del 11-S por el entonces director de la CIA, George Tenet, y por el jefe de contraterrorismo del Departamento de Estado, Cofer Black, afirmó ayer que tal afirmación es "incomprensible". "Estoy bastante segura de que me acordaría si me hubieran dicho algo así", comentó, de viaje hacia Oriente Próximo.

Woodward, director adjunto de The Washington Post y uno de los dos periodistas que desenterraron el escándalo Watergate, sostiene en su libro que Rice se queja continuamente a Bush de que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, no le devuelve las llamadas telefónicas. "Eso es ridículo", replicó Rice.

CONTRA RUMSFELD También Rumsfeld está en el punto de mira del periodista, pues en las 576 páginas de su libro sobre la presidencia de Bush desde el 11-S, Woodward asegura que se pidió repetidamente la dimisión del jefe del Pentágono por la mala marcha del conflicto iraquí. El principal partidario de tal cese fue el anterior jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Andy Card, pero el periodista afirma, además, que contó con el apoyo de la primera dama, Laura Bush. "Yo no empecé la campaña" para desbancar a Rumsfeld, trató de protegerse Card, este fin de semana.

Es la tercera obra de Woodward sobre la presidencia de Bush y la más hostil al presidente, que ni siquiera habló con el autor para este libro, a diferencia de los anteriores. La más dañina para el mandatario republicano de las afirmaciones del periodista es la que cuestiona los optimistas y rosados recuentos de Bush sobre la marcha de la sangrienta posguerra iraquí, y las posibilidades de la instalación de una democracia en el país árabe para su estabilización.

OCULTARON INFORMACION "Había una gran diferencia entre lo que la Casa Blanca y el Pentágono sabían de la situación en Irak y lo que decían públicamente", afirma Woodward. Y añade que "altos miembros de la Administración habían expresado su preocupación sobre la capacidad de EEUU para establecer la paz y la estabilidad en Irak desde el comienzo de la ocupación, por medio de documentos, informes y debates internos".

Aunque el libro salió ayer a la venta, llegó a la Casa Blanca el viernes, y desencadenó el montaje de las primeras barricadas defensivas contra sus afirmaciones, que contradicen a Bush en un tema tan delicado como la guerra de Irak a solo cinco semanas de las elecciones legislativas de noviembre, en las que su partido se juega la mayoría que disfruta en ambas cámaras del Congreso. "Nadie ha tratado de engañar a nadie sobre Irak", recalcó ese día el portavoz de Bush, Tony Snow.

Dan Bartlett, consejero de la Casa Blanca, fue más agresivo, y acusó a Woodward de vengarse atacando al presidente por la negativa de Bush de concederle una entrevista, y de extraer conclusiones preconcebidas.