Sobre el mandato de Raúl Castro ha caído un tren de tres huracanes, que se han sumado a la crisis económica mundial, a la caída en el precio del níquel, al menor interés por los habanos y al embargo que el presidente de EEUU, Barack Obama, no da muchas señales de querer variar.

En la etapa de Raúl al frente del país, los precios de los productos agropecuarios no bajan, los salarios están deprimidos, el desabastecimiento es una constante. Y de la palabra bienestar nadie habla en la isla.