El grupo de los ocho países más ricos se convirtió ayer de facto en un G-14, con la incorporación a la cumbre en la ciudad italiana de L´Aquila de las cinco grandes economías emergentes (China, India, Brasil, México y Suráfrica) más Egipto. Y lo primero que hicieron los incorporados fue sacar las tijeras ante el acuerdo sobre las emisiones contaminantes alcanzado el miércoles por los ocho.

China y Egipto capitanearon la oposición a reducir en un 50% las emisiones de CO2 en la atmósfera antes del 2050. Lo que se hizo evidente es que la fórmula del G-8 se ha quedado corta y que ahora ya no podrá dictar la agenda del mundo sin contar con los países emergentes. La decisión concreta sobre las nuevas metas en la reducción de la emisión de los gases causantes del efecto invernadero (CO2) deberá pactarse en diciembre en Copenhague, pero ayer China y Egipto ya adelantaron la petición de un "compromiso" que tenga en consideración "las aspiraciones de los países en vías de desarrollo y no ponga límites".

Los países emergentes sí se declararon en cambio dispuestos a aceptar el nivel máximo de dos grados de aumento de la temperatura del planeta, el listón de sostenibilidad indicado por todos los científicos. Pero queda por ver cómo se logra.

"Las políticas anunciadas son insuficientes", declaró Ban Ki-moon, el secretario general de la ONU, también presente en L´Aquila. Son muchas las voces que, como la suya, echan en falta la fijación de "un objetivo a medio plazo que asegure que se está en el buen camino" para cumplir las ambiciosas metas previstas para el 2050, cuando los países del G-8 se han comprometido a una reducción de emisiones del 80%. Para Ban, un recorte drástico "es un imperativo moral y político y una responsabilidad histórica para el futuro de la humanidad y del planeta".

RIESGOS PARA LA SALUD El G-8 trazó también un primer proyecto para ayudar a los países en vías de desarrollo --que en los próximos años elevarán su cuota de contaminación-- a adoptar energías alternativas, con intervención de capital privado. "Hay que actuar porque la salud de nuestro planeta corre riesgos", dijo el presidente de EEUU, Barack Obama. "Debemos dar forma a nuestro futuro y no dejar que sean los acontecimientos los que lo hagan", añadió.

Sobre la seguridad nuclear, EEUU anunció ayer que piensa convocar una cumbre en Washington la próxima primavera. "Con los países hay que hablar", reaccionó Obama saliendo al paso de quienes pretendían nuevas sanciones internacionales a Irán y Corea del Norte.

En materia económica hubo más sintonía, con compromiso incluido para desbloquear las negociaciones de la Ronda de Doha para la liberalización del comercio internacional y rematarlas en el 2010. Aunque Dominique Strauss-Kahn, director del Fondo Monetario Internacional (FMI), advirtió ayer de que la reactivación económica será "lenta y débil" y que el paro aumentará "durante todo el 2010 y, en algunos países, tal vez hasta el 2011".

El G-8 se prepara para concluir hoy su reunión con la sorpresa final de destinar unos 10.500 millones de euros a la lucha contra el hambre. Las principales oenegés creen que será dinero mermado a las donaciones ahora controlables porque pasan a través de la ONU. La medida acompañará un acuerdo que se anunciará hoy sobre la crisis alimentaria, que afecta a más de mil millones de personas.

ANTIGLOBALIZACION Mientras, prosiguieron en Italia las protestas de los antiglobalizadores, que han decidido multiplicar las concentraciones en decenas de escenarios por el país, como universidades, estaciones, puertos, aeropuertos y plazas públicas.