Un mensaje de firmeza --dirigido en especial a Malí-- y de "lucha común" antiterrorista. Este fue el resultado de la inédita cita de ayer en Argel de los países de la región del Sáhara y el Sahel, alarmados por la escalada de secuestros de occidentales y el aumento de la presencia de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Acudieron los ministros de Exteriores de Argelia, Malí, Mauritania, Libia, Níger, Burkina Faso y Chad. Solo faltaba Marruecos, no invitado por Argelia, su eterno rival en la región.

La reunión se cerró con una advertencia al presidente maliense, Amadou Toumani Touré: "Con los terroristas no se negocia". Malí liberó en febrero a cuatro presos salafistas a cambio del francés Pierre Camatte, que pasó casi tres meses secuestrado. Esa decisión desató una crisis diplomática aún sin resolver con Mauritania y Argelia, y los captores de los cooperantes españoles Albert Vilalta y Roque Pascual piden ahora la liberación de presos en Mauritania.

El Sahel, una vasta extensión desértica donde ya campaban a sus anchas el contrabando de armas y el tráfico de drogas y de seres humanos, se ha convertido en refugio de los terroristas de Al Qaeda, muy activos.