Las autoridades paquistanís no parecen albergar ninguna duda. El Gobierno aseguró ayer que dispone de pruebas de que Al Qaeda está detrás del asesinato, el jueves, de la exprimera ministra y líder de la oposición, Benazir Bhutto. La dirigente recibió sepultura, en olor de multitudes, en el mausoleo familiar de su provincia natal de Sind. El magnicidio ha sumido al país en una profunda crisis y ha desatado una ola de altercados que han causado ya 33 muertos.

El portavoz del Ministerio del Interior, Javed Iqbal Cheema, afirmó que el Gobierno tenía en su poder la grabación de una conversación telefónica "interceptada" por servicios de espionaje (no precisó cuáles) que "demuestra que el dirigente de Al Qaeda Baitulá Mehsud está detrás del asesinato".

En la conversación, que según Cheema fue grabada el viernes por la mañana, Mehsud felicitó a sus hombres por haber llevado a cabo con éxito el atentado. El portavoz ministerial subrayó que Mehsud estaba también detrás del atentado contra la caravana de Bhutto, el 18 de octubre, día en que regresó al país, que causó 140 muertos, aunque la dirigente resultó ilesa.

ZONAS TRIBALES Mehsud, al que las autoridades acusan de pertenecer a Al Qaeda, es uno de los hombres más buscados en Pakistán y se le considera próximo a los talibanes. Se le supone en las zonas tribales de Waziristán, fronteriza con Afganistán, donde Al Qaeda tiene sus bases.

El portavoz de Interior dio también una versión insólita de la muerte de Bhutto, que contradice lo afirmado anteriormente. Según Cheema, la exprimera ministra no falleció a causa de los disparos ni por fragmentos de la bomba, sino que la onda expansiva de la explosión le hizo perder el equilibrio y se golpeó la cabeza con una palanca del techo del vehículo desde el que saludaba a sus seguidores. El golpe le causó una "fractura fatal".

Cheema afirmó que, aunque el suicida que perpetró el atentado disparó a Bhutto con una pistola, el cadáver no presentaba heridas de bala ni había fragmentos de metal en su cuerpo. El Hospital General de Rawalpindi, a donde fue trasladada tras la explosión, señaló en un parte oficial que cuando Bhutto llegó al centro ya no respiraba, tenía una tensión arterial indetectable y una herida abierta en la sien izquierda por la que perdía masa encefálica.

Las fuerzas de seguridad habían indicado antes que Bhutto fue alcanzada por varios disparos en la cabeza y el cuello, antes de que el suicida hiciera estallar la carga explosiva. Un colaborador cercano de Bhutto tildó la nueva versión gubernamental de "sarta de mentiras". Faruk Naik, abogado de Bhutto y alto responsable del Partido Popular de Pakistán, afirmó que la exprimera ministra había sido herida de bala en el abdomen y en la cabeza. Los seguidores de Bhutto acusan a las autoridades de no haber proporcionado a la dirigente la seguridad adecuada.

DOLOR COLECTIVO Los restos de Benazir Bhutto reposan ya junto a los de su padre, Zulfilar Alí Bhutto, ejecutado en 1979, y de sus dos hermanos. La líder opositora fue inhumada en el mausoleo familiar de Garhi Khuda Baksh, en la provincia de Sind. El funeral, que fue una exhibición masiva e impresionante de dolor colectivo, fue también a todas luces una manifestación contra el actual presidente paquistaní, Pervez Musharraf.

Cientos de miles de personas acompañaron a la difunta en el último trayecto de su vida, mientras cantaban o gritaban eslóganes en homenaje a la líder asesinada. Muchos de los asistentes lloraban y se golpeaban la cabeza, en señal de duelo. El esposo de Bhutto, Asif Alí Zardari, no pudo contener las lágrimas mientras acompañaba el féretro, envuelto con la bandera verde, roja y negra del Partido Popular de Pakistán, que ella lideraba.

"Muerte al asesino Musharraf, muerte a los asesinos de EEUU", gritaban algunos asistentes. Una ausencia destacada fue la de su principal rival político, el también opositor Nawaz Sharif.

SHARIF, AMENAZADO Sharif está también bajo amenaza de atentado, según dijo ayer el portavoz del Ministerio del Interior. El dirigente opositor, cuya candidatura fue vetada por la comisión electoral, afirmó ayer que mantener los comicios del 8 de enero conducirá "a la destrucción de Pakistán".

Los disturbios, iniciados el jueves tras conocerse la noticia del atentado, continuaron ayer, especialmente en la provincia de Sind, donde Bhutto gozaba de una extraordinaria popularidad. Cientos de coches, camiones y autobuses fueron incendiados y las autoridades dieron cuenta de un saldo de 33 muertos entre las dos jornadas.