La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, descartó ayer que Estados Unidos abra la puerta del G-8 a España como contrapartida por el apoyo de José María Aznar en la crisis iraquí. Según la ministra, "si en la política económica y comercial de EEUU hay una constante bien mantenida, es que en este tipo de foros hay demasiada presencia europea".

Palacio hizo esta consideración tras pronunciar la conferencia la nueva posición de España en el mundo en un foro organizado por The Wall Street . En el coloquio posterior, un asistente preguntó si la actitud del Gobierno español sería recompensada con el ingreso al grupo de los países más industrializados del mundo.

Palacio respondió que "no se trata de cantidades homologables" y pidió "no mezclar churras con merinas", tras lo cual desveló las reticencias de EEUU a aumentar la cuota europea. Con sus palabras, Palacio dejó la sensación de que las aspiraciones del Ejecutivo para meter a España en el G-8 están muy lejos de colmarse. El año pasado, cuando participó en la cumbre anual de este club en su calidad de presidente de turno de la UE, Aznar anunció que España tocaría muy pronto a su puerta.

En otra respuesta, la ministra alardeó que la presión de España ha permitido mantener a EEUU y Reino Unido dentro del juego de la ONU. "Sería pretencioso decir que EEUU sigue en el Consejo de Seguridad por nosotros, pero la presión española ha sido muy fuerte para convencer a socios y aliados de que ése era el camino recto", dijo, tras lo cual apostilló que España "siempre ha apostado muy fuerte por la diplomacia multilateral".

MENSAJE AL EJE

Palacio aprovechó para lanzar un mensaje a Francia y Alemania, que se han enfrentado a los planes bélicos de EEUU. Tras reconocer que "el eje franco-alemán es importantísimo", dijo que en la Unión Europea hay "nuevos actores" que "introducen una dinámica mayor y más equilibrada a este proceso". Palacio aludía a los países de la ampliación, que en la crisis iraquí se han posicionado a favor de Washington.