Tras aceptar la invitación de Estados Unidos para relanzar en 10 días las negociaciones directas de paz con Israel, el presidente palestino, Mahmud Abbás, ha comunicado mediante una carta a los presidentes ruso y estadounidense, Dimitri Medvédev y Barack Obama, y a la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, que suspenderá la negociación si Israel sigue ampliando los asentamientos. "Israel debe elegir entre el proyecto colonizador y la paz porque juntos son incompatibles", repitió ayer el negociador palestino, Saeb Erekat.

La exigencia es vieja y está tan maleada como el liderazgo de Abbás. Durante los últimos meses, los palestinos han reiterado hasta la saciedad que no negociarían cara a cara con Israel a menos que pusiera freno a la colonización, a la que ya se comprometió en la Hoja de ruta del 2003. Pero han tenido que tragar una vez más. Ni en el comunicado del Cuarteto de Oriente Próximo ni en el anuncio estadounidense se dijo nada en contra de las colonias.

El problema de Abbás es que su capital político depende del proceso de paz. Hamás anunció que suspende todo diálogo con Al Fatá en protesta por el relanzamiento de las negociaciones.