Casi dos meses después de que el anuncio de nuevos asentamientos judíos frustrara el inicio de las conversaciones entre israelís y palestinos, el proceso de paz vuelve a estar en marcha. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) dio ayer por iniciadas las negociaciones indirectas con Israel tras 18 meses de parálisis diplomática. Como requisito para negociar cara a cara, los palestinos exigen "avances significativos" en los próximos cuatro meses. Hasta entonces, diplomáticos de EEUU trasladarán las propuestas de unos y otros entre Ramala y Jerusalén.

El proceso despega con escasas expectativas, como han dejado entrever las partes en los últimos días. El ministro israelí de Defensa, el laborista Ehud Barak, puso ayer en duda que, con el actual dibujo del Gobierno de coalición israelí --muy escorado a la derecha--, se pueda llegar a un acuerdo. Días antes, el presidente palestino, Mahmud Abbás, dijo que teme un "rápido colapso" de las negociaciones si no se abordan pronto asuntos clave.

Aparentemente todos ellos se discutirán desde el inicio, empezando por la seguridad y las fronteras, prioridades respectivas de israelís y palestinos. Así lo ha acordado el enviado especial de EEUU, George Mitchell, tras cinco días de intensas gestiones. Washington también se ha comprometido, según fuentes palestinas, a censurar públicamente a las partes si violan el statu quo durante las conversaciones.

LAS COLONIAS La clave para que puedan progresar serán las colonias judías. "Si Israel anuncia el cese total de la construcción de asentamientos habrá conversaciones directas", dijo ayer el negociador palestino, Saeb Erekat. Nadie espera que el Gobierno de Binyamin Netanyahu se comprometa a frenar las obras en Jerusalén, pero algunos signos son esperanzadores.

Tras el rapapolvo estadounidense de marzo, Netanyahu ordenó congelar la aprobación de casas judías en la Jerusalén árabe. Eso no significa que no vayan a construirse: hay 11.000 apartamentos ya aprobados y otros no requieren permiso.