Podía haber quedado en un pequeño escándalo político confinado a Alaska, pero el fulgurante ascenso de la protagonista del caso, Sarah Palin, lo ha convertido en un asunto de interés nacional. El viernes, la candidata a vicepresidenta por el Partido Republicano y gobernadora de Alaska fue acusada oficialmente de haber abusado de su poder para librar una venganza personal contra un familiar. Y aunque no se espera que el informe preparado por el Parlamento estatal tenga repercusión legal para Palin, sus conclusiones suponen un serio revés para su imagen.

Según la investigación --que arrancó un mes antes de que John McCain eligiera a Palin como su número dos y cuyas conclusiones llegan a 24 días de las elecciones-- la gobernadora y su esposo, Todd, libraron una campaña de presiones para lograr el despido de Michael Wooten, miembro de la policía estatal que había estado casado con la hermana de Palin y al que acusaban de violencia.