Las anunciadas dimisiones de más de 2.000 directores de laboratorios de investigación pueden, a la larga, paralizar todo el sector. Los interesados deberán comunicar su decisión --personalmente y por escrito-- a los organismos de los cuales dependen, que, en última instancia, pueden rechazarla. En ese caso, los afectados pueden optar por una huelga que afectaría sólo a las tareas administrativas y que acabaría por asfixiar el sistema.

Si las dimisiones son aceptadas, los laboratorios deberán ser cerrados por razones de seguridad. Y es que los directores de unidad son responsables de la higiene y seguridad.