Varios responsables políticos franceses de derechas consideran que el estallido de violencia en los suburbios obedece a la práctica de la poligamia entre los inmigrantes, así como a la política de reagrupación familiar, que hace que "vivan hacinados". El primero en abrir esta caja de los truenos fue el jefe del grupo parlamentario de la gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP), Bernard Accoyer. El político lamentó además el "gran laxismo" de las autoridades ante este fenómeno.

El ministro delegado de Empleo, Gérard Larcher, también declaró al periódico británico Financial Times que "la poligamia, oficialmente prohibida en Francia", es seguramente "una de las causas" del estallido de violencia. Larcher aseguró que, aunque desde 1993 sólo se conceden visados para una sola esposa por familia, las otras mujeres suelen entrar de forma clandestina.

PROBLEMAS DE VIVIENDA Accoyer señaló que la poligamia constituye una "negación" de los derechos de la mujer e impide una "educación necesaria en una sociedad organizada", pero además plantea problemas de vivienda. "Varias decenas de personas no pueden vivir en un mismo apartamento", dijo. Por su parte, el responsable de Empleo dijo que las familias polígamas llevan a veces a un "comportamiento antisocial" de los jóvenes --que carecen de modelo paterno--, lo que disuade a las empresas a la hora de contratar a miembros de minorías étnicas.

Estas declaraciones han provocado una ola de protestas por parte de las asociaciones de lucha contra el racismo. "Este tipo de discursos sólo sirven para reforzar la xenofobia y el racismo", se indignó la Liga de los Derechos Humanos. "Al señalar con el dedo a un grupo específico y ultraminoritario de la población, los políticos los excluyen y rechazan a riesgo de agravar la situación", estimó por su parte el MRAP (Movimiento de Refugiados y Apátridas).

El ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, terció y dijo que "no hay por qué luchar contra la poligamia, puesto que está prohibida en Francia". Lo que en realidad le preocupa son "las condiciones de aplicación de la reagrupación familiar". El presidente, Jacques Chirac, recomendó, el lunes la "estricta aplicación" de las reglas de la reagrupación familiar, una política que él lanzó en los 70, cuando era primer ministro del entonces presidente, Valéry Giscard D´Estaing.

DECLARACION DE LOS ULTRAS En un comunicado, el presidente del ultraderechista Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, se felicitó de que por fin "haya caído uno de los tabús sobre el desastre de la inmigración incontrolada" gracias a esta crisis. Para la Liga de los Derechos Humanos, "ni la poligamia, cuyas primeras víctimas son las mujeres, ni el derecho a vivir en familia, explican la actual crisis social". La organización tachó de "nauseabundo e irresponsable atribuir la responsabilidad de la situación a los extranjeros".

La ola de disturbios, que ha remitido prácticamente en toda Francia, relanzó también el debate sobre el castigo a los padres irresponsables. Chirac recordó que "la autoridad parental es capital" y que "las familias deben asumir toda su responsabilidad". "Las que se niegan deben ser sancionadas, como prevé la ley", dijo. En el centro del debate está la suspensión de las ayudas estatales que se conceden a las familias según el número de hijos. El alcalde --oficialista-- de una localidad del extrarradio de París ha anunciado la supresión "inmediata" de la ayuda a familias de jóvenes delincuentes.