Tres meses después de abrir la caja de Pandora de la identidad, el Gobierno francés intentó ayer cerrar el polémico debate con una serie de medidas destinadas más a reforzar los actuales dispositivos que a aplicar nuevos métodos para favorecer la adhesión a la República. La propuesta de acelerar el acceso a la nacionalidad en función de los méritos de integración ha quedado reducida a casos y circunstancias "excepcionales", pero se solemnizará el proceso con la firma de una "carta de derechos y deberes" ante las autoridades.

El primer ministro, François Fillon, tomó ayer las riendas de un debate de alto voltaje. Criticado por la izquierda, que juzga innecesario y "electoralista" abordar la cuestión de la identidad, y por algunos sectores conservadores, incómodos con una discusión que hace las delicias de la extrema derecha, al ministro de inmigración, Eric Besson, se le ha dado el papel de invitado de piedra. Fillon evitó desautorizarle, pero eludió o descafeinó las propuestas defendidas por Besson. El primer ministro primó la pacificación del debate, que ha crispado los ánimos a causa de sucesivas polémicas, como las declaraciones de la ministra de la Familia, Nadine Morano, aconsejando a los musulmanes que no hablen verlan (el argot de los guetos) ni lleven la gorra al revés si quieren encontrar trabajo. La irrupción de cuestiones como el voto suizo contra los minaretes o la prohibición del burka también ha contaminado el debate, convertido en una discusión sobre el islam.

Fillon se ciñó al objetivo de "reforzar la identidad y el orgullo nacional" dentro del marco de "un patriotismo abierto y no de un nacionalismo estrecho". Apostó por medidas como crear "un carnet de joven ciudadano" que explique los símbolos de la República y en el que los escolares marquen sus acciones cívicas. También se creará un curso sobre los valores republicanos dentro del futuro servicio cívico, que será voluntario.

En la lista figuran iniciativas inconcretas, como transformar la jornada de la Defensa en "una cita ciudadana" sobre los derechos y deberes o "dar a todos los niños la ocasión de cantar La Marsellesa al menos una vez al año". Otras, como la obligación de colgar la bandera francesa en las escuelas, ya se aplican. En el terreno de la integración de los inmigrantes, las ceremonias de naturalización se harán más solemnes, así como el actual contrato de acceso a la nacionalidad, que se convertirá en una "carta de derechos y deberes" cuya firma tendrá una puesta en escena más formal.

INTERNET Bajo el título Qué es ser francés, en los últimos tres meses se han celebrado 350 reuniones públicas en Francia. La página web ha recibido 55.000 aportaciones en torno de la identidad. Según una encuesta, el 76% de los franceses consideran que existe una identidad nacional francesa y el 65% opina que está debilitada.