Los socialistas portugueses consiguieron ayer los mejores resultados de toda su historia. El candidato José Sócrates obtuvo su ansiada mayoría absoluta para "estabilizar" el país después de un paréntesis conservador de tres años. El Partido Socialista (PS) consiguió el 45% de los votos, cuando sólo faltaban 145 de las 4.107 fregresías (distritos electorales) por escrutar, frente al 29% del Partido Social Demócrata (PSD) de Pedro Santana Lopes, primer ministro en funciones. En su caída libre, la formación conservadora arrastró a sus socios en el Gobierno, la CDS/PP, que consiguieron el 7,25% frente al 8,7% del 2002. La abstención fue del 35,06%.

La brecha entre el PS y el PSD --que se han alternado en la política portuguesa desde la revolución de los claveles de 1974-- es la más grande de toda la historia. "Los ciudadanos quieren un cambio de verdad y por eso nos han dado la mayoría absoluta", declaró el portavoz socialista, Pedro Silva Pereira, cuando se supieron los primeros sondeos a pie de urna, a las ocho de la tarde. En ese mismo momento, el centro de Lisboa recordó por unas horas los eufóricos días de la Eurocopa y los coches ondearon banderas de Portugal y de la rosa mecánica que ha arrollado con el Gobierno de Santana Lopes, cuya dimisión, de confirmarse que el PSD no logró el 30%, parece cuestión de horas.

AMALGAMA DE INTELECTUALES El viraje hacia la izquierda de Portugal es total: tanto los comunistas, CDU, (en coalición con los verdes), como el Bloque de Izquierdas (BE, en sus siglas en portugués) ganaron votantes. Los primeros se colocaban como tercera fuerza con un 7,49% de los votos. Los segundos, una amalgama de intelectuales y de fugados del partido comunista, subía hasta el 6,14%, más del doble de lo que tenía en el año 2002 (2,75%).

El frío Sócrates se movía ayer por el Hotel Altis, tradicional sede de las noches electorales socialistas, más relajado de lo habitual. El futuro primer ministro estaba arropado por los capitostes del partido, que dan por superada la crisis que les sacudió en el 2001, cuando el entonces primer ministro, António Guterres, dimitió al considerar propia la severa derrota de su partido en unas municipales en las que la ciudadanía le castigó por la crisis económica.

El país continúa padeciendo las mismas debilidades estructurales en sanidad, educación e infraestructuras que entonces y ha llegado a su peor cifra de paro desde 1998 (7,1%) y a la más baja renta per cápita de la zona euro (18.000 euros), por lo que algunos líderes del PSD critican que la ciudadanía les haya castigado por las "duras medidas" que han tomado (congelación de los sueldos de los funcionarios, subida del IVA y una intensa campaña de privatizaciones, entre otras).

Anoche, el candidato portugués recibió la llamada del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. Sócrates había conseguido la "iberia socialista" que más de una vez ha mencionado.

Y los móviles que los asesores de Sócrates le fueron pasando durante toda la noche electoral con mensajes de alegría incluyó la de otro español de adopción, el jugador del Real Madrid, Luis Figo. Ambos se conocieron cuando Sócrates trabajó desde la Presidencia para impulsar la candidatura de Portugal para la Eurocopa del año pasado.