El ultimátum dado por los terroristas al Gobierno de Manila para que retirara los 51 soldados desplegados en Irak acabó ayer a las ocho de la tarde (hora española). Era condición imprescindible para no decapitar a Angelo de la Cruz, un conductor filipino de 46 años que fue secuestrado el jueves cerca de Faluya. Hasta el cierre de esta edición, los radicales no habían emitido ningún comunicado que hiciera temer lo peor. Además, las guerrillas atacaron a los soldados de EEUU en la ciudad de Mosul y un marine resultó muerto. Otros cuatro militares fallecieron en un accidente de coche cerca de Faluya (oeste), informó el Ejército.