La presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, prácticamente inaudible en la escena política francesa, traslada su batalla al frente europeo. El primer paso de su nueva estrategia de oposición a Emmanuel Macron lo dio este Primero de Mayo en Niza, donde reunió a sus aliados europeos en un acto bautizado como «fiesta de las naciones».

Animada por el auge de los partidos populistas en buena parte del continente (Alemania, Italia, Austria, Holanda, República Checa, Grecia, Hungría, Bulgaria y Polonia) el punto de mira de Le Pen está ahora en las elecciones al Parlamento Europeo del 2019.

Su ambición es doble. Por un lado, lograr un buen resultado en Francia con una lista abierta que integre todas las corrientes nacionales y soberanistas. Por otro, fraguar alianzas europeas con los socios de su grupo parlamentario (Europa de las Naciones y las Libertades, ENL) y sumar tras la cita electoral a eurodiputados dispuestos a cambiar la «naturaleza» de la Unión Europea.

«Podemos cambiar Europa desde Europa», dijo en la clausura del acto de Niza. «La situación ha cambiado y con ella nuestras perspectivas y nuestras ambiciones», añadió. Le Pen cree que es mayoritaria la sensación de que el proyecto europeo está agotado y hace aguas por todas partes.

Su lectura es que el europeísmo de Macron no es «el principio de un nuevo ciclo» sino su final y que el eje franco-alemán se resiente de la debilidad de la cancillera Angela Merkel. Por lo tanto, el contexto es más que favorable para formaciones como las que se dieron cita en la capital de la Costa Azul francesa.

La líder ultraderechista no se ha recuperado de la derrota electoral de hace un año e intenta revitalizar un partido al que el Elíseo se le escapa pese a su récord histórico de 10,6 millones de votos.

De ahí, el acento en los apoyos internacionales al ideario antieuropeo, antiglobalizador, anti-islam y anti-inmigración. En el encuentro de ayer participaron representantes del FPÖ austriaco, del Vlaams Belang belga, del KNP polaco, del SPD checo, del búlgaro Volya y del griego Nea Dexia.

No obstante, Le Pen tuvo que encajar una sorpresa desagradable. La ausencia de dos pesos pesados que figuraban como cabeza de cartel, el líder de la Liga, Matteo Salvini, enfrascado en las negociaciones para formar gobierno en Italia, y el xenófobo neerlandés Geert Wilders, que anuló su viaje porque prepara su defensa en un juicio por incitación al odio.