¿Saben ustedes de dónde proceden las noticias que ven en televisión? En EEUU, cada vez menos, ante la invasión de la pequeña pantalla de informaciones supuestamente independientes, que parecen hechas por periodistas profesionales cuando, en realidad, son obra del Gobierno. "Esto es el equivalente a la propaganda, ¿no?", se pregunta Mike Stutz, director de la emisora KGTV de San Diego (California), que se opone a emitir estas falsas noticias, aunque su cadena lo haya hecho.

No es la única. Según datos ofrecidos ayer por The New York Times , la plana mayor del Gobierno de George Bush, incluyendo al Pentágono y al Departamento de Estado, han distribuido en los últimos cuatro años centenares de noticias televisivas a emisoras locales de toda la nación y de sus ciudades más importantes, como Nueva York, Los Angeles, Chicago, Dallas y Atlanta, que las han emitido en muchos casos sin revelar su elaboración por el Gobierno.

Presupuesto duplicado

Aunque esta práctica también tuvo lugar durante la presidencia de Bill Clinton, en el primer mandato de Bush el presupuesto para ello se duplicó y alcanzó los 188 millones de euros.

La propaganda encubierta del Gobierno choca con la afirmación del propio Bush, quien en enero recalcó "la necesidad de que haya una relación independiente entre la Casa Blanca y la prensa". El presidente capeaba así el escándalo de los cuantiosos pagos hechos por su Gobierno a comentaristas, supuestamente independientes, para que apoyaran sus políticas. Sin embargo, la Administración sostiene que Bush no se refería a las noticias "preempaquetadas" para la televisión que el Gobierno ofrece a las principales cadenas, como Fox y CNN, y a las agencias de noticias, como Reuters y Associated Press. Estas grandes cadenas las reparten, a su vez, por sus propias redes de televisiones locales.

"Una vez que estos productos salen de nuestras manos, no tenemos control sobre ellos", explicó al Times neoyorquino Robert A. Tappan, subsecretario de Estado para asuntos públicos. Tappan hizo hincapié en que ellos identifican estas noticias "como producidas por el Departamento de Estado". Sin embargo, las emisoras que las reciben son libres de editarlas y en muchos casos se omite su procedencia. "Esto no es nuestro problema", opina el portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos, William Pierce, que vuelca la responsabilidad del engaño sobre "las emisoras que emiten las noticias sin dar su fuente".

Estos "videoclips" son imposibles de distinguir de los producidos por las cadenas, salvo si se cae en la cuenta de que nunca critican al Gobierno y se vuelcan en demostrar la bondad y eficacia de sus políticas. "Nosotros somos la gente de las buenas noticias", explica Larry Gillian, subdirector del Servicio de Noticias Nacionales del Ejército de Tierra y Fuerzas Aéreas.

Rebajar el escándalo

Tras el escándalo de las torturas a presos iraquís en Abú Graib, este servicio envió a 34 emisoras una "información" sobre el entrenamiento de los guardias de prisiones militares, para contrarrestar el escándalo. Sin mencionar la prisión, el falso periodista recalcaba que "una de las lecciones más importantes que los guardias aprenden es a tratar a los presos de forma estricta pero justa".