La UE reprobó el ahorcamiento de Sadam. Pero dejó claro que era por una cuestión de principios y no una muestra de apoyo a la figura del dictador. Rusia, Suiza o Noruega, que no son de la UE coincidieron con el sentir de sus vecinos. El Reino Unido se mostró un poco más tolerante. "Ha pagado", afirmó la ministra de Exteriores, Margaret Beckett. Para el presidente de EEUU, George Bush, la ejecución es "un testimonio de la resolución del pueblo iraquí de avanzar tras décadas de opresión".

Tampoco hubo sorpresas en el mundo árabe e islámico. Lamentos en Libia y Pakistán, satisfacción con reservas en Israel e Irán y aceptación moderada en la mayoría de los países de la zona. El líder libio Muamar el Gadafi anunció un luto oficial de tres días. En Jerusalén, el Gobierno judío, resaltó el riesgo de que se refuerce la posición del sector chií en beneficio de Irán. Para el movimiento radical palestino Hamás, la ejecución fue "un asesinato político". Kuwait e Irán, víctimas del afán expansionista de Sadam, no ocultaron su satisfacción.