Los medios de comunicación australianos recogieron ayer el testimonio de supervivientes de la tragedia, como el de Mary Avola, una mujer que perdió a su marido, Peter, de 43 años, mientras huían de las llamas. "Mi marido me siguió a bordo de otro automóvil hasta que llegamos a un campo de deportes, pero la puerta estaba cerrada", explicó al diario Herald Sun" de Melbourne. "Peter me dijo que nos fuéramos y fue la última vez que lo vi". El cuerpo sin vida de su marido apareció más tarde en la zona.

"Salven a mi hija"

La televisión local mostró imágenes de zonas completamente devastadas, no solo de bosques sino también de áreas pobladas del norte de Melbourne. La localidad de Marysville, por ejemplo, quedó reducida a cenizas. Según algunos testigos, los árboles del pueblo "explotaron" debido a los golpes de calor.

Otra testigo, Marie Jones, relató cómo un hombre gravemente herido llegó junto a su hija a su casa. "La piel del hombre estaba quemada y colgaba de su cuerpo. Su hija también estaba herida", explicó Jones. "El hombre llegó diciendo simplemente: ´He perdido a mi mujer y a mi otro hijo, lo único que quiero es que salven a mi hija´".

Jim, un habitante de Tanjil Sur, se refugió en su piscina, donde las brasas continuaban cayendo. "Es casi medianoche y podemos sentir el olor del fuego; estamos todavía en la piscina y apenas podemos llegar a ver algo", declaró por teléfono a la emisora ABC.

Roger, también vecino de Tanjil Sur, explicó cómo intentaba consolar a su hija de cinco años, aterrorizada por el fuente viento y el calor. Richard Doyle, bombero, aseguró no haber visto nada igual en sus ocho años de profesión.