Aspirar a ser como los islamistas del PJD turco para no ser aplastados como los islamistas argelinos del FIS. Esa es la apuesta de los fundamentalistas marroquís del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), cuyos dirigentes rechazan que se les llame islamistas y se distancian del modelo de los Hermanos Musulmanes. En su obsesión por no asustar a EEUU y la UE, el secretario general del PJD, Saadín Ozmani, prefiere definir a su partido como "un partido democrático de referencia islámica" que aspira a ser visto como el equivalente a la democracia cristiana.

No obstante, los dirigentes del partido han reiterado que su modelo a seguir es el PJD turco. Las similitudes con el modus operandi del partido turco son muchas, empezando por el símbolo electoral. Si el de los turcos es una bombilla, el de los marroquís es una lámpara de aceite.

Al igual que los turcos, los islamistas marroquís han aceptado las reglas del juego del sistema. En su caso, asumen que el rey Mohamed VI es el jefe del Estado y máxima autoridad religiosa del país. Como señalan los expertos franceses Nicolas Beau y Catherine Graciet, autores del libro Cuando Marruecos será islamista , la estrategia del PJD es simple: "La única manera de cambiar el sistema es desde dentro".

A imagen de su homólogo turco, el PJD marroquí espera ahora ganar las elecciones y poder formar Gobierno. Sabedores del enorme apoyo del que gozan, hasta estas elecciones el PJD siempre se había autolimitado en su participación. En 1997, se presentaron al 43% de circunscripciones. En el 2002, al 62%. La obsesión era evitar una victoria aplastante que asustara a la monarquía y la empujara a una represión como la llevada a cabo en Argelia tras la victoria del FIS.

Pero esta vez se presentan en todo el país. Esa decisión se debe, según explicó el diputado islamista Abdelkader Amara, a que el entorno real está tranquilo con el discurso del PJD, lo que ha provocado que el Ministerio de Interior no les haya presionado. Además, el partido ha explicado su programa a los gobiernos de EEUU, Francia y España, donde ha sido bien recibido.

REFORMAR LA CONSTITUCION El PJD ha incluido en su programa electoral la necesidad de reformar la Constitución para limitar los poderes reales y que sea el Gobierno surgido del Parlamento, y no el rey, el que tenga el poder ejecutivo. "Los consejeros reales no deben ocuparse del país. Hay que aumentar las prerogativas del primer ministro", añade Amara. "Esta idea reformista es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta el poder fáctico en Marruecos", dice el arabista Marcos García Rey.