Agitando banderas serbias y estandartes con la efigie de Radovan Karadzic, poco menos de 15.000 nacionalistas serbios, un número mucho menor de lo esperado por los convocantes, salieron a las calles de Belgrado para mostrar su apoyo al exlíder serbobosnio, detenido la semana pasada y a la espera de ser extraditado a Holanda para responder de las acusaciones de genocidio y crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Entre las pancartas, una gigantesca imagen de Vojislav Seselj, presidente del convocante Partido Radical Serbio (SRS), que ya está bajo la custodia del TPIY.

El SRS tuvo el apoyo del Partido Democrático de Serbia (DSS) del exprimer ministro Vojislav Kostunica y de su aliado Nueva Serbia (NS), dirigido por Velimir Ilic. Un portavoz del SRS aseguró que el objetivo de la manifestación, "pacífica y digna", era mostrar "resistencia al régimen dictatorial y traidor de Boris Tadic", el proeuropeo presidente de Serbia. Tadic es la figura política más destacada de Serbia, ya que, además de jefe del Estado, también es el líder del Partido Democrático (DS), la principal formación de la coalición de Gobierno.

HOLANDA NO CEDE Mientras, la Unión Europea (UE) volvió ayer a dar largas a Serbia y aplazó de nuevo, al menos hasta mediados de septiembre, cualquier gesto a favor de la población serbia como recompensa por la detención de Karadzic. El comité de representantes permanentes de la UE decidió mantener suspendida la aplicación interina de las ventajas económicas y comerciales del Acuerdo de Asociación y Estabilización con Serbia, firmado a finales de abril. La propuesta de España y otros países de aplicar de inmediato esas ventajas chocó con la oposición de Holanda, que sigue reclamando la detención previa del exgeneral serbobosnio Ratko Mladic. Fuentes diplomáticas admitieron que esta actitud fortalece a los ultras serbios.