La actuación policial británica durante las protestas de la cumbre del G-20, los pasados días 2 y 3 de abril, podría ser objeto de una investigación judicial y terminar con algún agente procesado. La polémica sobre los métodos empleados contra los manifestantes se ha intensificado tras la difusión de un vídeo en el que un agente arroja al suelo a un hombre que poco después murió de un infarto.

La policía aseguró en un primer momento que no había tenido contacto alguno con la víctima, a la que simplemente trataron de socorrer tras el ataque al corazón. Pero el vídeo, grabado por un gestor de fondos neoyorquino que se hallaba en la zona muestra sin embargo que hubo una agresión pocos minutos antes del fallecimiento.

VENDEDOR DE DIARIOS Ian Tomlinson, un vendedor de periódicos de 47 años, que cruzaba la City para volver a casa después del trabajo, aparece en las imágenes caminando con las manos en los bolsillos. A su espalda, un grupo de policías, algunos de ellos con perros y material antidisturbios, le sigue de cerca. Sin mediar palabra, uno de los agentes le golpea con una porra en las piernas, por detrás. Después le empuja brutalmente al suelo. Sentado sobre el pavimento y consciente, Tomlinson parece recriminar a la policía su comportamiento violento, mientras algunos miembros del público le ayudan a levantarse. Pocos metros más lejos, cerca del Banco de Inglaterra, su corazón dejó de latir.

MALESTAR DE LA FAMILIA La familia exige una explicación sobre las causas de la muerte y la actuación policial. "No había necesidad de abalanzarse sobre él", ha declarado su hijo Paul King al diario The Guardian , que tras difundir el vídeo lo ha entregado a la Comisión Independiente de Quejas de la Policía. En su nombre, la policía de la City se ha hecho cargo de la investigación interna, que la ministra del Interior, Jacqui Smith, desea que concluya "lo antes posible". Sin embargo, son cada vez más las voces que piden además que se realice una investigación judicial sobre los hechos.

Los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por la propia policía sobre el error que costó la vida al electricista brasileño Jean Charles de Menezes en julio de 2005 ha dejado muy mal recuerdo entre los ciudadanos. Nadie fue procesado por el cúmulo de errores y engaños que rodearon el fatal incidente.

El escándalo provocado por el caso Menezes, que ocupó durante meses la atención de los medios de comunicación, tuvo su peso en la salida hace unos meses del entonces jefe de Scotland Yard, Ian Blair. Su sucesor, Paul Stephenson, reconoció sin embargo el miércoles que las imágenes eran "lógicamente preocupantes" y está "absolutamente justificado realizar una investigación completa".