Tras décadas de plácido retiro madrileño, a María Estela Martínez de Perón, Isabelita , le puede tocar ahora rendir cuentas con el pasado. La expresidenta argentina (1974-76), de 75 años, comparecía anoche ante el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo tras ser detenida, pasadas las 20.00 horas, en su casa de Villanueva de la Cañada (Madrid), en cumplimiento de la orden de captura cursada a la Interpol por la justicia argentina. Presumiblemente quedará bajo arresto domiciliario, y el siguiente paso puede ser la extradición.

El juez federal de San Rafael (provincia de Mendoza) Raúl Héctor Acosta quiere interrogar a la viuda de Perón por el asesinato de un estudiante y las torturas a un menor. Esos hechos ocurrieron en el marco de la aplicación de tres decretos, firmados por la presidenta en 1975, que ordenaban a las Fuerzas Armadas "aniquilar" la subversión, y que abrieron la puerta al plan de desapariciones de la última dictadura (1976-83).

Si Isabelita acepta ser extraditada, los trámites se iniciarán automáticamente y en dos semanas podría estar a disposición del juez Acosta. En caso contrario, la justicia argentina tendrá 40 días para solicitar la extradición, y el proceso puede dilatarse hasta dos años.

LARGO CAMINO JUDICIAL Varios analistas estiman que se ha iniciado un camino judicial que buscará esclarecer el papel de su marido, el tres veces presidente de la República Juan Domingo Perón, en la creación de los escuadrones de la muerte que, con el golpe militar de 1976, adquirieron carácter estatal.

"Es una decisión de la justicia", dijo el presidente, Néstor Kirchner, al conocer la orden de detención, antes de recordar que "no puede haber impunidad para nadie". Esa palabra, nadie , parece tener resonancias que trascienden a la expresidenta, bajo cuyo Gobierno Kirchner estuvo detenido dos veces.

El arresto de Isabelita coincide con la investigación de otro juez, Norberto Oyarbide, de los centenares de asesinatos cometidos durante el tercer Gobierno peronista (1973-76) por la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A). Ese grupo funcionó bajo la égida de José López Rega, exmayordomo de los Perón devenido ministro y mano derecha de quien fuera máxima mandataria.

Para el presidente Kirchner, el cerco tendido alrededor de los capos de la Triple A es consecuencia de su política de derechos humanos, que impulsó el fin de la impunidad de los represores de la última dictadura. Pero, según el diario La Nación , detrás de la "voluntad política" del Gobierno de "impulsar la revisión de los crímenes" de la Triple A "hay que ver una idea refundadora": crear "un movimiento político superador del peronismo". Perón no puede quedar a salvo en esa búsqueda.