Una vez más, la policía antidisturbios iraní, armada con porras, cargó y dispersó a los manifestantes opositores que, en distintos lugares de Teherán, trataron ayer de rendir homenaje a los muertos en la represión de las protestas desencadenadas por el supuesto fraude en los comicios del pasado junio, en los que el presidente Mahmud Ahmadineyad resultó reelegido.

Los primeros incidentes ocurrieron ayer en el cementerio de Beheshte Zahra, en el sur de la capital iraní, donde están enterradas la mayoría de las personas muertas en las manifestaciones. Los opositores habían convocado una jornada de luto al cumplirse los 40 días de la muerte de Neda Agha Soltan, la joven de 27 años asesinada durante una protesta el pasado 20 de junio. Aunque aquel día también perecieron en circunstancias similares otras nueve personas, Neda se convirtió en un símbolo cuando las imágenes del incidente dieron la vuelta al mundo. En la tradición shií, los 40 días transcurridos después de la muerte de una persona se conmemoran con una ceremonia denominada arbayín , y la oposición no desaprovecho la ocasión.

El líder reformista y candidato presidencial derrotado Husein Musavi intentó unirse a sus seguidores junto a la tumba de Neda, pero la policía se lo impidió; le obligó a volver a su coche y a marcharse. Otro dirigente opositor, Mehdi Karubi, sí que logró asistir a la ceremonia religiosa pero la prensa vio impedido su acceso. Como en ocasiones anteriores, la concentración, en la que participaron unas 2.000 personas, derivó en una batalla campal. Los manifestantes gritaron "Gobierno del golpe de Estado, dimisión" y lanzaron piedras contra la policía que los dispersó y practicó detenciones.

MAS INCIDENTES Horas después, unos 3.000 manifestantes intentaron congregarse en el Gran Musala, una mezquita a cielo abierto en el centro de Teherán donde los opositores querían inicialmente celebrar --y habían solicitado permiso-- la ceremonia de luto, pero que fue prohibida por las autoridades. El lugar estaba tomado por la policía y volvieron a reproducirse los incidentes. En las calles adyacentes algunos manifestantes, que trataban infructuosamente de llegar a la mezquita, incendiaron contenedores de basura.

"Los manifestantes levantaban el brazo al aire y hacían el signo de la victoria, mientras que la policía trataba de dispersarlos", declaró un testigo. "Muerte al dictador", "Liberad a los presos políticos", gritaban los opositores. La policía cargó violentamente contra ellos y dispersó la protesta con gases lacrimógenos.

El Departamento de Estado de EEUU se apresuró a criticar a las autoridades iranís por haber utilizado la fuerza: "Es particularmente inquietante ver cómo las fuerzas de seguridad usan la fuerza para poner fin a una manifestación de duelo".