Polonia ofrecerá formación militar a los estudiantes universitarios que así lo deseen, que después del periodo de entrenamiento pasarán a la reserva y podrán ser movilizados en caso de conflicto, una medida con la que Varsovia quiere reforzar su seguridad ante una posible agresión de Rusia.

La formación militar voluntaria para los estudiantes universitarios comenzará el próximo octubre, después del acuerdo firmado esta semana entre los ministerios de Educación y Defensa.

El acuerdo supone la puesta en marcha de un programa piloto de treinta horas de cursos sobre seguridad de octubre a junio y entrenamiento militar durante las vacaciones.

El viceministro de Defensa, Michal Dworczyk, ha anunciado que el programa arrancará con 10.000 plazas, y justificó la importancia de involucrar a los estudiantes universitarios en la estructura de defensa de Polonia ante la escasez cada vez mayor de reservistas después de que el servicio militar obligatorio fuese suprimido en el país centroeuropeo hace una década.

El programa tiene un coste inicial de cerca de 50 millones de euros anuales, un presupuesto que cubrirá los cursos de formación, ejercicios, uniformes y una paga diaria de 90 zlotys (unos 20 euros) para los jóvenes que realicen la formación militar durante sus vacaciones.

Desde Defensa se asegura que el 45 % de los estudiantes universitarios están interesados en participar en este programa.

La decisión del Ejecutivo polaco se suma a la creación el pasado año de una fuerza paramilitar de civiles voluntarios inspirada en la Guardia Nacional de Estados Unidos, también con el objetivo de hacer frente a un hipotético escenario de guerra híbrida como el que se produjo en la anexión de Crimea por parte de Rusia.

Esta unidad, denominada Ejército Territorial de Defensa, tiene como funciones respaldar a las fuerzas regulares en caso de conflicto, así como fomentar el patriotismo y el compromiso de la sociedad civil con la defensa, según el Gobierno polaco.

La situación en la vecina Ucrania y el temor al expansionismo ruso en la región han hecho que aumente en Polonia el interés por el ejército y las organizaciones paramilitares, cuyos miembros aprenden técnicas de supervivencia o el manejo de armas con el objetivo de ser un ejército partisano en caso de invasión.

Los planes de Varsovia pasan por que el Ejército Territorial supere los 50.000 efectivos para 2019, cuando cada una de las 16 provincias de Polonia tendrá una fuerza de voluntarios equiparable a una brigada, y Mazovia -la región más grande y más poblada, donde se encuentra Varsovia- tendrá dos.

El Ministerio de Defensa quiere dar prioridad al despliegue de esta fuerza de autodefensa en las provincias orientales, consideradas más expuestas a Rusia.

Los voluntarios percibirán una cantidad simbólica cercana a los 100 euros mensuales por su participación en este cuerpo.

Además, el pasado mes de noviembre el Ministerio de Defensa puso en marcha cursos gratuitos de defensa personal para mujeres civiles.

Los críticos a estos proyectos, fundamentalmente a la creación de una fuerza paramilitar, cuestionan la utilidad práctica de involucrar a los civiles en la estructura de defensa ante un escenario de guerra moderna.

Más allá de consideraciones técnicas, parte de la oposición y medios polacos han expresado su temor a que los voluntarios con formación militar se puedan convertir en una especie de guardia pretoriana al servicio del partido gobernante, la fuerza nacionalista Ley y Justicia.

Polonia se ha embarcado en un ambicioso plan para reforzar su Ejército, y el pasado año su presupuesto militar ya alcanzó el 2 % de su Producto Interior Bruto (PIB), una meta que la OTAN exigió para sus miembros en la cumbre del pasado 2015.