Tres años después de su ingreso en la Unión Europea (UE), Polonia se ha convertido en una pesadilla para los demás socios comunitarios. El Gobierno polaco de los gemelos Lech y Jaroslaw Kacynski (presidente y primer ministro) no duda en tomar a la UE como rehén para alcanzar sus ambiciones políticas nacionalistas.

Polonia impide desde hace más de nueve meses el inicio de la negociación de un acuerdo estratégico clave para la UE con Rusia, debido a un conflicto nacional con Moscú por la reexportación fraudulenta de carne asiática a Rusia con la etiqueta de origen polaco.

Ahora, Polonia amenaza con vetar un acuerdo sobre la reforma institucional de la UE en la cumbre del 21 y 22 de junio, lo que agravaría la actual crisis política europea. Su actitud sorprende en medios comunitarios, que opinan que el país debería ser más cooperativo con los demás socios, ya que financiarán la astronómica ayuda de cohesión de 67.300 millones de euros que recibirá del 2007 al 2013.

Los Kazynski rechazan el nuevo sistema de voto por doble mayoría en el Consejo de Ministros europeo, pactado en la Constitución europea para superar el actual bloqueo en las decisiones, suscrito por el anterior Gobierno polaco. Los dirigentes afirman que debilita el poder de Polonia y refuerza el de Alemania, país por el que sienten fobia.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, advirtió ayer en Varsovia del riesgo de quedar aislados, pero Lech Kacynski dijo que es "errónea" la idea de que Polonia puede ceder por miedo. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, visitará hoy Varsovia.