Nadie en Polonia acaba de fiarse de los sondeos cara a las elecciones de hoy, pero sí, parece que esta vez los hermanos Kaczynski están tocados. Su partido, el ultraconservador Ley y Justicia (PiS), no ha hecho más que perder gas desde que el candidato opositor, el liberal Donald Tusk, le diera un soberano repaso al primer ministro saliente, Jaroslaw Kaczynski, en un debate televisado en el que este no supo decir ni cuánto vale un kilo de manzanas ni cuánto cobra una enfermera.

En ese momento, la Plataforma Cívica (PO) se puso en cabeza y la diferencia se ha ido ensanchando hasta los 17 puntos (47% a 30%) y la mayoría absoluta que le concedía la última encuesta de la televisión pública. Otros sondeos coinciden en dar a Tusk entre 8 y 11 puntos de ventaja.

AUTOCRITICA "Sé que hemos cometido errores en estos dos años y pido perdón, aunque no se nos puede reprochar que no nos hayamos esforzado por el bien del país", dijo Jaroslaw Kaczynski en su enésima y última aparición de campaña en la televisión pública, en la que insistió en que un triunfo de Tusk supondría el regreso de la corrupción masiva y dar vía libre a la oligarquía. "Los sondeos están manipulados. Podemos ganar", afirmó Kaczynski.

Los liberales no lanzaban las campanas al vuelo, sabedores de que la clave del resultado reside en los indecisos y de que necesitan una elevada participación para que esta vez las encuestas acierten. "Hemos hecho cuanto hemos podido para contagiar nuestra esperanza de un país mejor a los ciudadanos", dijo Tusk, siempre tibio y comedido.

Si hay dudas sobre lo que pasará hoy, la incertidumbre no es menor sobre lo que ocurrirá a partir de mañana. Si Tusk vence, probablemente le espere una durísima oposición del PiS, y el derecho de veto del presidente, Lech Kaczynski, puede llevar al país a la parálisis legislativa. Si el presidente veta una ley, es necesario el voto de tres quintos del Parlamento para poder sacarla adelante.

Si no logran la mayoría absoluta, los liberales han expresado ya sus preferencias por gobernar con el pragmático Partido Campesino (PSL, 6% en el último sondeo). El pacto con los socialdemócratas (LiD, 12%) también es posible, pero haría más feroz la batalla con el presidente.

En caso de victoria del PiS, todo se complicaría aún más. Su proclividad a la bronca le ha alejado de todo posible socio, incluidos sus estrafalarios exaliados, la ultracatólica Liga de las Familias y la populista Autodefensa, que por otra parte difícilmente obtendrán representación en el Parlamento.

Pero en política no existe la palabra nunca . Piotr Gabryel, subdirector del diario Rzeczpospolita , cree que todo es posible, hasta una coalición PO-PiS. "Los políticos tienen la piel muy dura. Pese a los insultos de la campaña, a partir de mañana no tendrán reparo en sentarse y hablar, aunque después les sea difícil explicarlo a sus electores".