La operación Jaque no solo arrebató a 15 rehenes de las manos de las FARC. Las acciones del presidente colombiano Alvaro Uribe han subido tanto que, con el 91% de imagen positiva, según los cálculos de la firma Yanhass, ya muy pocos se acuerdan de las discordias y escándalos de las últimas semanas. El 77% le ha dado además el a una segunda reelección, posibilidad ya bendecida explícitamente por la propia Ingrid Betancourt.

La encuesta del Centro Nacional de Consultoría, divulgada ayer por la revista Semana, señala a su vez que si Uribe desistiera de un tercer Gobierno y fuera representado por Juan Manuel Santos, el ministro de Defensa que llevó adelante el rescate de los secuestrados por la guerrilla, éste únicamente perdería las elecciones del 2010 frente a la misma Betancourt.

POLITICA-FICCION QUE ACIERTA Las hipótesis electorales a veces se parecen a la política-ficción. Pero la realidad colombiana ha demostrado una vez más que hasta los escenarios más descabellados pueden, a la larga, resultar verosímiles.

El propio Uribe puede dar cuenta de ello. En el 2002 fue elegido para su primer mandato. Una reforma constitucional con olor a soborno lo habilitó a un segundo período, en el 2006. Los crecientes éxitos militares contra las FARC lo han dotado de una popularidad sin precedentes. La crisis con Venezuela y Ecuador por el ataque militar al segundo de los países en el que murió Raúl Reyes, el número dos de la guerrilla, puso a prueba su imagen. Y venció.

La uribemanía llega por estas horas a tal punto que, según Semana, el 69% de los colombianos cree que la enmienda constitucional se hizo limpiamente. Apenas un 23% le da la razón al Tribunal Supremo por haber cuestionado los comicios del 2006.

El diario El Espectador ha alertado sobre el peligroso trasfondo de este consenso. "A algunos --dijo-- les preocupa que esta popularidad sin precedentes genere un efecto de amnesia en los colombianos y se le reste importancia a posturas del Gobierno que no ven con buenos ojos, como la de interferir en órbitas de otros poderes del Estado"

Santos ha reconocido los "beneficios políticos" que se desprenden de los golpes que el Ejército le viene dando a la guerrilla desde finales del año pasado. "Mi popularidad debe estar mejor de lo que estaba hace una semana", señaló sobre su propio caso. El ministro se ve a sí mismo en la carrera presidencial. No obstante aseguró que, si Uribe toma la decisión de extender su mandato, este contará con su "apoyo incondicional". Y si se abstiene, añadió, "va tener mucho que decir sobre quién podría ser su sucesor".

El fenómeno Uribe desconcierta a propios y extraños. Su colega ecuatoriano, Rafael Correa, creyó haber encontrado una explicación: "¿Saben quiénes son los mejores apoyos, las mejores bases para Uribe?: las FARC, pues por todas las tonterías que hacen le dan más popularidad", dijo Correa.

EL OCASO DE LA GUERRILLA En cuanto a las FARC, se ha convertido en algo ya común hacer una predicción sobre su inexorable ocaso. Los especialistas estiman que puede optar por un enloquecido endurecimiento militar o tratar de negociar, aún sabiendo que no está en condiciones de imponer la agenda.

Sin embargo, hay otra posibilidad que puede ser todavía más peligrosa: que, dispersa la FARC y sin rumbo, cada fragmento del grupo guerrillero, ya independiente y despojado de cualquier barniz político, se entrelace más aún con el crimen organizado en todas sus variantes posibles. "De esta manera se habrá solucionado entre comillas el conflicto armado, pero se habrá configurado un nuevo problema", manifestó el analista Juan Gabriel Tokatlian.