"¿Por qué te odia la gente?". Con solo nueve años, Tyren Scott se atrevió a lanzar el jueves a Barack Obama la pregunta que desde hace tiempo muchos se hacen en EEUU. Por unos segundos, el dirigente pareció quedarse sin palabras, pero enseguida volvió a demostrar las tablas que tiene en este tipo de situaciones. "Oye, fui elegido presidente, así que no todo el mundo me odia", respondió, arrancando una sonrisa a los presentes.

El intercambio de palabras tuvo lugar el jueves durante uno de los ya tradicionales encuentros de town hall , esos coloquios con los ciudadanos que mantiene Obama desde su llegada a la Casa Blanca. En esta ocasión, fue en la Universidad de Nueva Orleans, ciudad que visitó por primera vez como presidente desde la catástrofe del Katrina de hace cuatro años.

Un tipo duro

El inocente Tyren no podía entender por qué hay tantos ciudadanos cargados de animadversión hacia su presidente. "Se supone que deberían quererte. Dios es amor", dijo el pequeño, que vive en Paulina (Luisiana). Obama reconoció que si ha estado viendo la televisión últimamente la sensación es que la gente está enfadada todo el tiempo. "Pero no hay que tomárselo al pie de la letra. Buena parte se debe a eso que llaman política".

El presidente explicó al joven estudiante de primaria que en política un partido gana y otro pierde para "apretar las tuercas" al rival. En su caso, al ser el presidente de EEUU no le queda más remedio que aceptar las críticas. "En todo caso, no te lo tomes tan a pecho. Además, soy un tipo bastante duro", añadió Obama, que reiteró que lo importante es tener claro que lo que uno hace es por el bien de los demás. Más allá de la anécdota, que terminó con un cálido abrazo del presidente a Tyren, se ha vuelto a poner de manifiesto una realidad cada vez más palpable en EEUU, y es que con el paso de los meses hay más gente que no tiene reparos en gritar su descontento con Obama, muchas veces jaleados por líderes mediáticos ultraconservadores y políticos republicanos. Unas veces es por la reforma sanitaria, por la que han llegado a compararle con Hitler. Otras, por el plan de rescate económico, que lo consideran un despilfarro. En verano, el expresidente Jimmy Carter se atrevió a decir en voz alta que muchos de los ataques son por motivos racistas. Hubo desmentido de la Casa Blanca y del propio Obama.