Los portugueses dijeron ayer en referendo a la despenalización del aborto durante las 10 primeras semanas de embarazo. Con la mitad de los municipios del país escrutados, el 56,43% de los votantes pidieron al Parlamento luso que cambie la actual ley de interrupción del embarazo que solo permite el aborto en casos de riesgo físico para la mujer o de malformación del feto.

"Por fin las mujeres portuguesas serán tratadas con el respeto y la dignidad que siempre han merecido", dijo emocionada Maria José Alves, médico y portavoz de los movimientos cívicos que batallaron por la despenalización del aborto. El primer ministro, José Sócrates, afirmó: "El aborto dejará de ser un crimen". Las cifras más optimistas estiman en 8.000 los abortos clandestinos en Portugal cada año, una práctica castigada con penas de hasta tres años de cárcel.

Extremadura El resultado del referendum tiene repercusión en Extremadura, ya que las clínicas extremeñas reciben cada año una media de 4.000 peticiones de mujeres portuguesas que quieren abortar, la mayoría de entre 19 y 35 años y de nivel socioeconómico alto en un 62% de los casos. Tal es así, que de las 1.952 intervenciones realizadas en el 2004 en la región, 1.036 (el 53%) fueron a mujeres lusas, 901 (46%) a extremeñas y 15 a mujeres procedentes de otras comunidades autónomas.

La clínica Los Arcos había anunciado que si el ´sí´ triunfaba en la consulta abriría delegaciones en Portugal.

La razón fundamental de la afluencia de mujeres portuguesas a Extremadura es que la objeción de conciencia de los médicos impide que se realicen abortos legales en Portugal. La cercanía física con la comunidad extremeña hace el resto.

"Dolor" del Partido Popular José Ribeiro e Castro, líder del Partido Popular, la única formación política que tomó partido a favor del mantenimiento de la ley actual, lamentó "con dolor" el resultado, afirmando que "la ley portuguesa pasará a consagrar una doble violencia: sobre el hijo y sobre su madre".

En las primeras reacciones de la noche, nadie contestó la validez del resultado, pese a que la gran abstención, que se situó entre el 55% y el 61%. Según la ley lusa, el referendo solo es vinculante cuando la participación alcanza un mínimo del 50%. Cuando, como ayer, eso no ocurre, el Parlamento debe interpretar el resultado como indicativo.

En previsión de que eso podía ocurrir, el primer ministro anunció en los días previos a la consulta que respetará el resultado del referendo, independientemente de la participación. Luís Marques Mendes, líder del conservador Partido Social Demócrata, principal partido de la oposición, y que asumió estar personalmente en contra de un cambio en la ley, dijo anoche que considera legítimo que, pese a la abstención, el Parlamento avance con la nueva legislación.

Pero el desinterés revelado por los portugueses desencadenó ayer el debate sobre la pertinencia de insistir con consultas de este tipo. El presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, afirmó que "tal vez el Parlamento deba reflexionar".