El exprimer ministro portugués, José Manuel Durao Barroso, inició ayer una ofensiva política en la Eurocámara para asegurarse una mayoría suficiente para ser ratificado como nuevo presidente de la Comisión Europea el 22 de julio. Barroso se esforzó en intentar desprenderse de su imagen de conservador que apoyó la guerra de Irak en sus comparecencias ante los eurodiputados de los grupos socialista, verde e izquierda europea.

"Soy un reformista de centro", insistió Barroso. "¡No tengan prejuicios!", pidió a los eurodiputados socialistas y verdes. A los socialistas, les prometió defender el modelo social europeo. Ante los verdes, se presentó como un defensor del medio ambiente y de los acuerdos de Kioto.

Para justificar su apoyo a la guerra de Irak argumentó: "Si hay una guerra entre un aliado y un régimen como el de Sadam no puedo permanecer neutral".

Ni socialistas ni verdes se mostraron muy convencidos al acabar las comparecencias. "Ha intentado agradar con sus palabras", comentó el eurodiputado socialista y próximo presidente de la Eurocámara, Josep Borrell. "No me ha convencido", afirmó el presidente del Partido Socialista Europeo, el danés Poul Nyrup Rasmussen.

Los dos principales grupos políticos de la Eurocámara, el popular y el socialista, oficializaron ayer su acuerdo técnico para repartirse la presidencia de la institución durante la legislatura, que ya adelantó este diario el pasado 7 de julio.