Los gobiernos de China, Japón y Corea del Sur han asumido que el ensayo nuclear de su vecino supone un cambio radical en la geopolítica de la región y, más o menos amenazantes según el caso, han anunciado que tomarán medidas frente a este reto. Incluso el Gobierno chino, tradicional aliado del régimen norcoreano, condenó el ensayo y señaló que no está dispuesto a tolerar armas atómicas en la península coreana.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, declaró que su país tomará "medidas severas" y apoyará decididamente la adopción de sanciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, mientras que el Gobierno surcoreano explicó que Seúl va a cambiar su política frente a Pyongyang. La primera medida ha sido suspender el envío de ayuda humanitaria.