El secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, se comprometió ayer a proporcionar pruebas "claras, fidedignas y convincentes" de que Irak viola la resolución de la ONU sobre desarme y de que oculta armas prohibidas a los inspectores. "Presentaré al Consejo de Seguridad informaciones procedentes de los servicios secretos que muestran nuevas pruebas sobre la manera en que miente Irak", apostilla el jefe de la diplomacia norteamericana en una tribuna publicada ayer en el diario Wall Street Journal .

Como prolegómeno de su comparecencia mañana ante los 15 miembros del Consejo de Seguridad, Powell avanzó que no va a presentar "pruebas de un delito flagrante, sino pruebas que conciernen a los programas de armamento que Irak intenta esconder con tanto empeño". Como colofón, el secretario de Estado dejó claro que Estados Unidos "no rehuirá la guerra".

A LA ESPERA DE UN CHIVATAZO La insistencia de la diplomacia estadounidense en afirmar que acumula pruebas casi irrefutables de la culpabilidad del régimen iraquí contrastó con las declaraciones del jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, quien, una vez más, exhortó a Estados Unidos a mostrar con claridad los indicios que dice poseer.

"Lo que necesitamos son pruebas enjuiciables, chivatazos que nos lleven a lugares específicos", declaró Blix al rotativo Frankfurter Allgemeine Zeitung.

Richard Haass, un alto responsable del Departamento de Estado, quiso rebajar las expectativas que ha levantado la comparecencia de Powell. "No presentaremos fotografías con 30.000 cabezas almacenadas que puedan transportar armas químicas si eso es lo que se entiende por prueba", dijo.

Con el mismo empeño que Washington pone en demostrar la culpabilidad de Sadam Husein, el primer ministro británico, Tony Blair, se dedicó ayer a tratar de convencer a los parlamentarios de que "la fase final" del desarme iraquí ha llegado. "Han pasado ocho semanas desde que se le dio a Sadam la última oportunidad" y añadió que los incumplimientos de Irak son "irrefutables". El primer ministro insistió en que ahora más que nunca no es oportuno mostrar signos de flaqueza ante Bagdad. "Si mostramos debilidad, nadie nos volverá a creer cuando queramos mostrar nuestra fuerza en el futuro", sentenció.

Mientras la diplomacia estadounidense libra una enconada batalla por persuadir a los aliados de la necesidad de castigar a Sadam, en el frente bélico quedan pocas dudas de que el tiempo de las palabras se acaba. Fuentes del Departamento de Defensa, confirmaron que un tercer portaviones, el Constellation, se encuentra ya a una distancia pertinente para participar en una eventual operación armada contra Irak.

LA TENTACION DEL ULTIMATUM

Con el telón de fondo prebélico, la Casa Blanca volvió a recordar que el presidente George Bush no ha fijado un calendario para la operación en Irak, pese a que desde Gran Bretaña se haya puesto énfasis en las seis semanas que se les concede supuestamente como prórroga a los inspectores para que finalicen sus indagaciones. "No debemos ceder a la tentación de fijar un número preciso de semanas", afirmó ayer el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer. El único plazo que ha fijado Bush para el desarme iraquí es que se trata de una cuestión de "semanas y no de meses", matizó.

Los inspectores, que a través de uno de sus jefes, Mohamed el Baradei, dijeron ayer que están empezando a perder la paciencia con Irak, encontraron en una instalación militar cercana a Bagdad una ojiva y una carcasa de misil.