Estados Unidos lanzó ayer una feroz ofensiva diplomática para impedir la bochornosa derrota en el Consejo de Seguridad de la resolución que ha presentado con Gran Bretaña y España para dar luz verde a la guerra contra Irak. A la desesperada, Washington amenazó incluso a Francia con los "graves efectos sobre las relaciones bilaterales" que tendría el veto de París para bloquear la aprobación del documento.

"Sería una pena que Francia decidiese vetar esta resolución", advirtió el secretario de Estado, Colin Powell, quien recalcó también que "no se miraría a Francia favorablemente en muchos lugares del mundo". Las palabras de Powell subrayaron la aprensión de Washington ante el veto francés, que la Casa Blanca ve ya en el horizonte. "No me sorprendería, porque han dejado bastante claro que quieren impedir que prospere la resolución" cuando se presente a voto, probablemente este martes, reconoció Powell. El Consejo de Seguridad celebrará hoy consultas para fijar la fecha de la votación.

MENSAJE OPTIMISTA

El secretario de Estado se mostró optimista en conseguir "9 o 10 votos" favorables a la resolución, que sería anulada de todas formas por el veto francés. Pero lo cierto es que Washington sólo tiene por ahora cuatro votos --el suyo más los de España, Bulgaria y Gran Bretaña-- y necesita 5 de los 6 países indecisos --Guinea, Camerún, Angola, México, Chile y Pakistán-- para que las predicciones de Powell se cumplan.

De este bloque, sólo el presidente chileno, Ricardo Lagos, ha considerado que el ultimátum del 17 de marzo da "muy poco tiempo" a Irak, acercándose así a la postura pacifista que encabeza Francia, país, que ayer despachó a su ministro de Exteriores, Dominique de Villepin, a Camerún, Angola y Guinea, para tratar de asegurarse sus votos. Fuentes diplomáticas francesas indicaron que la visita responde a una demanda de estos países que quieren tratar la cuestión iraquí "al más alto nivel". No obstante, las mismas fuentes reconocieron que hay fuertes presiones económicas de EEUU sobre estos países, que podrían decantarlos a favor del ultimátum.

Por su parte, Powell podría viajar a alguna de las capitales indecisas, mientras que la asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice, quizá sea enviada a Moscú para asegurarse de que Rusia no vetará la resolución. El presidente estadounidense, George Bush, ha hablado por teléfono con su homólogo ruso, Vladimir Putin, y ha "sacado la impresión de que no va a haber veto ruso", adelantó un responsable de la Casa Blanca al semanario Time .

PRESENCIA EN EL CONSEJO

La asesora de Bush rechazó el llamamiento francés a que sean los jefes de Estado y Gobierno los que acudan a votar personalmente la resolución. Bush ya ha anunciado que no irá y el presidente francés, Jacques Chirac, parece decidido en cambio a participar en ese voto crucial y a utilizar su derecho a veto, si es necesario, para evitar que la resolución sea aprobada. Fuentes de la presidencia francesa calificaron ayer de "probable" el viaje de Chirac a Nueva York y no descartan que lo haga acompañado del canciller alemán, Gerhard Schröder, e incluso del presidente ruso, Vladimir Putin. Fuentes oficiales alemanas confirmaron la disposición de Schröder a participar en la votación.