El Departamento de Estado de EEUU no gana para matizaciones. Y es que cada vez que el secretario de Estado, Colin Powell, analiza el desarrollo de la Hoja de ruta , Israel no sale muy bien parado, por lo que se impone una urgente aclaración. Lo que no necesita matizarse es que la carretera hacia la paz atraviesa una zona de peligrosas curvas y que hay quien se dedica a echar aceite sobre el asfalto. Powell fue de nuevo claro ayer: elogió los esfuerzos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para acabar con la violencia y advirtió de que la situación del plan de paz es crítica.

Tan crítica que está en juego la supervivencia de la Hoja de ruta . El domingo por la noche el Departamento de Estado aclaró que el lamento de Powell por el asesinato del líder de Hamas en Hebrón, Abdalá Kauasme, no fue una censura a Israel. Pero ayer la prensa israelí se hacía eco de la "desilusión" de Powell por el ritmo de aplicación del plan: "Nos quedan dos semanas para salvar la Hoja de ruta" , citaba el diario Maariv. Y el secretario de Estado remató desde Jordania al elogiar los "esfuerzos" que la ANP está dedicando a lograr una tregua.

Con desilusión por un lado y elogios a la ANP por el otro, el mensaje a Israel es claro. Pero el Gobierno de Ariel Sharon sigue sin poner las cosas fáciles. Al asesinato de Kauasme han seguido declaraciones cuanto menos inoportunas. Si Sharon el domingo animó a construir asentamientos en Cisjordania sin hacer demasiada publicidad de esta flagrante violación del plan de paz, ayer el coordinador militar de los territorios palestinos, el general Amos Gilad, calificó de "inaceptable" una tregua de Hamas y el resto de grupos radicales.

Por otro lado, el jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Moshe Yaalon, declaró el domingo que Israel ha estudiado la forma de matar a Yasir Arafat, pero que siempre se ha rechazado.