El presidente de una de las primeras operadoras nacionales de telefonía ha viajado desde las Antillas hasta Roma en un jet privado para ir a la cárcel. Un senador resulta elegido directamente, papeleta por papeleta, por la ´Ndrangheta, la mafia de Calabria. Un exultraderechista, que según los jueces era el actual embajador de la mafia en la capital, se había comprado un restaurante entero "para no tener que comer solo". La ola nacional de corrupción que los magistrados italianos están destapando desde hace dos semanas podría resultar pintoresca, si no fuera porque de por medio está un país.

Italia asiste atónita al desmoronamiento del plató aparentemente perfecto que los conservadores habían evocado desde que ganaron en el 2008. En 15 días casi 100 personas han ingresado en la cárcel y más de medio centenar son investigadas. El hechizo ha terminado y la crisis se ceba en el desempleo, que alcanza el 8,2%, y en la deuda pública, que roza el 120%.

Las detenciones empezaron el 10 febrero, cuando fueron arrestados Angelo Balducci, presidente del consejo superior de Obras Públicas, el funcionario público Fabio de Santis, el constructor Diego Anemone y Mauro della Giovampaola, responsable de las obras para acoger la cumbre del G-8 que debía celebrarse en la isla de La Maddalena (Cerdeña) en julio. Pero el 7 de abril se produjo el terremoto en L´Aquila y la reunión del G-8 fue trasladada.

Las obras, la gestión del cambio de sede y las labores de emergencia del seísmo fueron encomendadas a Protección Civil (PC), con licencia para prescindir de la licitación de contratas. Tirando del hilo de Protección Civil, los magistrados han reconstruido en 20.000 páginas una compleja red de asignación arbitraria de obras, favores --incluso sexuales-- y comisiones por miles de millones de euros. Protección Civil se ocupaba de las emergencias, pero también de cualquier evento especial, como la construcción o reconstrucción de teatros, prisiones o monasterios, así como organizar el gran premio de fórmula 1 en Roma, la Expo 2015 de Milán o una fiesta popular.

Manejos turbios

Dinero que iba siempre a las mismas empresas. Los manejos en la cumbre del G-8 se repitieron al poco en los Mundiales de Natación de Roma: la mayoría de las piscinas del campeonato, construidas por Protección Civil, han sido incautadas por ilegales. El Tribunal de Cuentas cifró en enero el aumento de la corrupción en un 229%.

Paralelamente, los magistrados han destapado un ingenioso blanqueo de dinero y evasión fiscal. Fastweb, operadora que introdujo la banda ancha en Italia y que fue comprada sucesivamente por Suisscom por 3.100 millones de euros, facturaba un tráfico telefónico inexistente a Telecom. Evasión del IVA y blanqueo por dos mil millones. Sesenta personas en la cárcel.

El artífice fue Gennaro Mokbel, antiguo miembro de la extrema derecha, tránsfuga y representante de la ´Ndrangheta en Roma. Fue Mokbel quien propició la elección de Nicola di Girolamo a senador de los italianos residentes en Europa. La mafia calabresa se desplazó a Bruselas, donde cazó o compró las papeletas en blanco de los electores. El político dimitirá hoy y será encarcelado. "No tengo nada que ver con la mafia", dijo, pero a las pocas horas salieron las fotos de una cena electoral con Mokbel y el capo calabrés, Franco Pugliese.

Este mes Guido Bertolaso, jefe de Protección Civil, iba a ser nombrado ministro de Cultura, pero el escándalo lo ha parado. También frustró la transformación de Protección Civil en sociedad anónima, lo que habría oficializado su libertad de acción y ha frenado otro proyecto más ambicioso: Beni Culturali S.A., que habría privatizado de facto la explotación comercial del arte italiano.

"La batalla por la legalidad es el único camino para que la economía vuelva a arrancar", comenta Emma Marcegaglia, presidente de la Patronal, subrayando que en Italia "se requieren cuatro años entre decidir un proyecto y adjudicarlo".

Jóvenes hartos

La explosión del plató se ha producido a un mes del voto en 13 autonomías y los conservadores del primer ministro, Silvio Berlusconi, lo están pasando mal. Los progresistas mantienen un perfil bajo y un nuevo "pueblo violeta" de 300.000 jóvenes sin partido se rebela por internet.

En ese maremagnum político, ético y social, Berlusconi ha anunciado la creación de un ejército de jóvenes a los que ha llamado "promotores de la libertad" porque, ha dicho, "vivimos en un estado policial". Pirandello se quedó corto.