El Tribunal Constitucional checo dio ayer al traste con las últimas esperanzas que quedaban de que el camino para la ratificación del Tratado de Lisboa estuviera despejado antes de la cumbre que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) iniciarán mañana. Tras una audiencia de tres horas en Brno, el tribunal decidió aplazar la sesión hasta el 3 de noviembre, fecha en que "muy probablemente" emitirá su veredicto.

Los jueces deben pronunciarse sobre el recurso de inconstitucionalidad presentado por 17 senadores euroescépticos contra dicho tratado, piedra angular de la reforma institucional de la UE. La República Checa es el único Estado miembro que no ha completado aún la ratificación para que pueda entrar en vigor. Las dos cámaras del Parlamento checo lo han aprobado, pero falta la firma del presidente, el no menos euroescéptico Vaclav Klaus.

Aunque Klaus viera satisfechas en la cumbre sus demandas de obtener una exención a la Carta de Derechos Fundamentales, no puede estampar su firma si el Constitucional no resuelve el recurso dictaminando, tal como defiende el Gobierno, que el Tratado de Lisboa no contradice la Constitución checa.

TENSION La actitud de Klaus, que además de plantear esta exigencia fue el verdadero instigador del recurso, genera gran tensión política en Praga. "Cuando tratamos con miembros del Gobierno u otros funcionarios, notas que esta situación les incomoda mucho", señaló a esta enviada especial un diplomático europeo. No menos exenta de tensión estuvo ayer la propia audiencia del Constitucional. En un descarado gesto de filibusterismo, los senadores recurrentes presentaron ayer nuevas alegaciones, lo que irritó al presidente del tribunal, Pavel Rychetsky, que les acusó de llevar el asunto "al límite de la obstrucción". Los senadores intentaron también recusar al propio juez Rychetsky, reprochándole un encuentro con el embajador alemán en Praga para discutir supuestamente el tiempo que el tribunal tardaría en emitir el veredicto.

El Constitucional ya falló en favor del Tratado de Lisboa en un recurso anterior contra determinados artículos --el actual es contra la totalidad-- y nadie en Praga espera que la decisión vaya ahora en un sentido distinto. "Sobre el resultado final estoy seguro de que no habrá ninguna sorpresa. Si la hubiera, yo ya no entendería este país", llegó a comentar ayer a este diario el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Marek Mora.

OPTIMISMO Klaus envió un representante, pero no asistió a la vista. Sí que estuvieron presentes los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado y, en representación del Gobierno, el ministro de Asuntos Europeos, Stefan Füle. El senador del Partido Cívico Democrático (ODS) Jiri Oberfalzer, que lidera el grupo de los euroescépticos recurrentes, volvió a argumentar contra la "pérdida de soberanía" que implica el Tratado de Lisboa.

Pese a que el desenlace no se producirá hasta la próxima semana, el Gobierno se muestra confiado. "Somos optimistas y esperamos que cuando se produzca el anuncio de la sentencia tendremos la certeza de que finalizaremos el proceso de ratificación", indicó Mora.