El presidente checo, Vaclav Klaus, que ha llegado a comparar la Unión Europea (UE) con la Unión Soviética, puso ayer nuevas trabas a la firma del Tratado de Lisboa, que amenazan con bloquear la reforma de la UE.

Klaus anunció que, como condición para completar con su firma la ratificación del tratado, quiere introducir una nota a pie de página con dos frases en el apartado relacionado con la Carta de Derechos Fundamentales, que precisamente adquirirá carácter jurídicamente vinculante con el nuevo tratado. Cualquier modificación del texto o añadido requiere una nueva ratificación por parte de los demás países.

Klaus formuló la nueva exigencia al primer ministro sueco y presidente semestral de la UE, Fredrik Reinfeldt, en una conversación telefónica, después de rehuir durante días cualquier contacto con los responsables europeos. Klaus se negó a precisar qué texto quiere incluir en esa nota, porque considera que es una cuestión que debe discutir con los demás jefes de Estado y de Gobierno de la UE en la cumbre del 29 y 30 de octubre en Bruselas.

Reinfeldt explicó que había advertido a Klaus de que eso era "un mal mensaje en un mal momento" y que lo que necesitaba Europa era su firma y no nuevos retrasos en la entrada en vigor del tratado.

La ratificación del Tratado de Lisboa en la República Checa quedó paralizada de nuevo la semana pasada después de que un grupo de senadores, instigados por Klaus, presentara un nuevo recurso al Tribunal Constitucional contra el tratado. El tribunal ya desestimó el pasado noviembre otro recurso y señaló que el tratado era compatible con el ordenamiento del país.

Klaus se ha negado durante seis meses a completar la ratificación con su firma. Su objetivo es intentar resistir hasta que los conservadores británicos lleguen al poder y convoquen un referendo.