"No dimito, ni ahora ni durante la legislatura", que termina en el 2013. La división interna de la mayoría conservadora que sostiene el gobierno de Silvio Berlusconi se está transformando a pasos agigantados en una crisis institucional, en la que el Poder Ejecutivo pide al jefe del Estado, Giorgio Napolitano, la dimisión de Gianfranco Fini, presidente del Congreso, es decir el Poder Legislativo.

Gianfranco Fini dijo anoche que "nadie puede instigar" a su dimisión. "Únicamente (sería legítimo) si se demostrase que no he cumplido con mi deber, que consiste en asegurar la buena marcha del trabajo", añadió, subrayando que "el Congreso no es una dependencia del gobierno".

En una entrevista televisada que concedió a La7, un canal independiente de la pública RAI y del grupo Mediaset de Berlusconi, el presidente del Congreso argumentó que "la mayoría (política) no es propietaria de las instituciones". E insistió en que "sería grave que alguien, particularmente el presidente del Gobierno, dijera que me han elegido y que debo responder ante ellos".

EXPULSIÓN DE 30 DIPUTADOS

Gianfranco Fini, co-fundador del Partido de la Libertad (PDL), que ganó las elecciones dos años atrás, se ha desmarcado poco a poco de la manera de actuar de Berlusconi, hasta el punto que el pasado julio fue expulsado de la formación política. Le siguieron 30 diputados y más de una docena de senadores, que han formado un grupo parlamentario autónomo.

En revancha, durante todo el mes de agosto, Il Giornale, Libero y el semanario Panorama, publicaciones que giran entorno a la propiedad de los Berlusconi, hicieron una campaña de prensa sobre una supuesta casa en Montecarlo, heredada por el partido de Fini y que este se habría quedado para sí. "No tengo nada que temer sobre Montecarlo, se trata de un asunto que, cuando se conozca, hará reir, por lo que no tengo nada que temer, ni que esconder", ha dicho el interesado en la entrevista de La7.

Tras ser expulsado del PDL, Fini y sus seguidores reafirmaron que seguirán en la mayoría conservadora y apoyando el gobierno, pero que no darían más papeletas en blanco a Berlusconi, al que acusan de mandar, en lugar de gobernar y de querer un pueblo de súbditos en lugar de ciudadanos. El pasado domingo, en su primera intervención pública desde la expulsión, Fini encendió la mecha de la traca final, diciendo que "el PDL ha dejado de existir".

ENCRUCIJADA DIFÍCIL

El jefe del gobierno se encuentra ahora en una encrucijada de difícil solución, ya que su aliado fiel, la Liga del Norte, tiene todas las de ganar con una crisis de gobierno y las posibles elecciones anticipadas, que es cuanto Berlusconi, a quien los sondeos dan entre 6 y 7 puntos menos, no puede permitirse. Sin embargo, el lunes tras reunir al estado mayor de su partido, dijo que "Fini tiene que dimitir" y Umberto Bossi, líder de la Liga del Norte, anunció que con Berlusconi irían a ver al presidente de la República para pedir la dimisión del presidente del Congreso.

Bossi dijo ayer que "estar en el pantano no es útil para nadie" y que "hay que votar en noviembre". Cuando salía de un encuentro con Berlusconi, Bossi aludió a que, para forzar la dimisión de Fini, se podría llegar incluso al gesto espectacular de una dimisión masiva de todos los parlamentarios conservadores. De su parte Berlusconi apeló al pueblo, anunciando que el próximo tres de octubre organizará una gran manifestación pública en Milán "para explicar lo que ha hecho el gobierno hasta hoy".