Miles de personas, con claveles en las manos, recorrieron ayer las calles de Lisboa. Celebraron el 30º aniversario de la revolución que los sacó de una dictadura de cuatro décadas, de una guerra colonial de 14 años y los llevó hacia la democracia y la libertad. El presidente del país, Jorge Sampaio, reclamó al Gobierno una política social.

Las conmemoraciones y fiestas del 25 de abril han tenido lugar durante toda la semana, con exposiciones, conferencias y programas televisivos, destinados a recordar esa parte de la historia portuguesa. Pero la verdadera fiesta por la libertad no comenzó hasta la medianoche del sábado. En las principales ciudades portuguesas se organizaron conciertos y fuegos artificiales.

Las conmemoraciones oficiales se centraron, en su mayoría, en la capital. El día comenzó con la alborada junto al cuartel do Carmo, donde, en 1974, Marcelo Caetano fue retirado del Gobierno. El presidente, Jorge Sampaio, y el primer ministro, Durao Barroso, estuvieron presentes.

REPASO POLITICO De ahí se desplazaron al Parlamento, donde se celebró una sesión especial, en la que, además de evocar los 30 años de democracia, se repasó la situación política, económica y social del país. Sampaio afirmó que "cuando aumenta el desempleo y muchas familias se encuentran sin apenas recursos para sobrevivir, las palabras libertad y ciudadanía dejan de tener sentido". El presidente envió un mensaje al Gobierno: "Cualquiera que sea el camino para el desarrollo, es fundamental no retroceder en el domino de las políticas sociales".

La socialista Carme Chacón, vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados español, también estuvo allí y dijo: "He venido para abrir las mismas puertas que, hace 30 años, se abrieron en Portugal".

Al finalizar la asamblea, los dirigentes de los partidos asistieron a un desfile militar. Sampaio fue acogido por el público con un sonoro aplauso, al contrario que Durao Barroso y el ministro de Defensa, Paulo Portas.