Terminarás como Zoran Djindjic --primer ministro de Serbia asesinado en el 2003 tras facilitar la detención de Milosevic--". Esta es una de las amenazas de muerte telefónicas que ha recibido el presidente serbio, Boris Tadic, y otros altos cargos del país tras el arresto, el pasado lunes, del exlíder serbobosnio Radovan Karadzic, acusado de crímenes contra la humanidad en el transcurso de la guerra de Bosnia-Herzegovina (1992-1995).

"Estás acabado" y "una bomba está debajo de tu coche" son otras expresiones amenazantes que, junto a cartas a modo de esquela mortuoria, han sido recibidas, además de por el presidente del país, por el ministro del Interior, Ivica Dacic, el fiscal de crímenes de guerra, Vladimir Vuckcevic, y el presidente del consejo gubernamental de cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, Rasim Ljajic, según publicaba ayer el diario serbio Blic. Los dos últimos son, además, los coordinadores de un plan para la búsqueda de acusados de crímenes de guerra.

La retahíla de detalles de la década de vida de Karadzic como prófugo --con barba blanca, pelo largo y más delgado, y ejerciendo la medicina alternativa en una clínica de Belgrado-- no cesa. Una mujer vinculada al presunto criminal de guerra asegura que "era un santo" que "se preocupaba de corazón por las personas que sufrían". En la entrevista publicada por el diario italiano La Reppublica, Mila Damianov, de 53 años, la mujer que aparece con el presunto genocida en fotografías, explica que se conocieron hace ocho meses en un congreso de medicina alternativa. Además de ejercer en un centro de Belgrado, un diario austriaco informaba ayer que el prófugo también llevó a cabo consultas médicas en Viena.

IDENTIDAD USURPADA Las versiones sobre la identidad usurpada por el presunto genocida para pasar desapercibido son dispares. Mientras el Ministerio del Interior asegura que Dragan Dabic es una persona viva, por lo que Karadzic falsificó documentos, un hombre que dice ser su hermano asegura que Dabic murió asesinado por los disparos de un francotirador serbobosnio.

La justicia internacional está pendiente de los bienes de Radovan Karadzic para, en cuanto sea posible, resarcir a una decena de víctimas de violaciones que iniciaron sus procesos en EEUU, país donde residen. El montante de las indemnizaciones se acerca a los 2,9 millones de euros.