No quiso hacer promesas de calendario, pero el presidente de EEUU, George Bush, se comprometió ayer a dar ayudas federales para reconstruir "tan rápido como se pueda" el puente sobre el Misisipí que se hundió el miércoles en Minneapolis, cuyo colapso ha puesto de manifiesto los problemas de infraestructuras que asolan el país.

En un claro intento de romper con la imagen de negligencia y lenta respuesta de la Administración tras la catástrofe del Katrina , Bush visitó en persona el escenario del siniestro, en el que han fallecido cinco personas, han desaparecido otras ocho y 79 han resultado heridas. Lo observó primero desde el aire, en un viaje de 10 minutos a bordo del helicóptero presidencial Marine One . Y lo contempló de cerca, en un recorrido en el que habló con buceadores, autoridades y personal implicado en las tareas de búsqueda de cadáveres y pistas.

INTERROGANTES ABIERTOS Esa búsqueda no ha dado aún respuestas y los interrogantes abiertos inquietan al país. Responsables federales de transporte han anunciado que investigarán a la agencia responsable de inspeccionar los puentes para buscar una respuesta efectiva a los problemas actuales. Más de 70.000 de ellos están calificados como "estructuralmente deficientes". Otros 70.000 se consideran obsoletos.

La secretaria de Transporte, Mary Peters, reconoció ayer, antes de sumarse a Bush en la zona afectada, que "está claro que hay un problema de infraestructura caduca en EEUU".

Bush prometió ayuda federal en su discurso radiado semanal, donde mencionó los 3,6 millones de euros ya anunciados para ayudar en la fase inicial de retirada de escombros y reorganización del tráfico. Bush prometió que era "solo el principio de la asistencia financiera". El Congreso tenía que votar ayer una propuesta de 181.350.000 de euros para la reconstrucción.