El líder centrista François Bayrou ha logrado una azaña inédita en la historia electoral francesa: situarse en medio de la discusión política pese a haber sido eliminado en primera vuelta de las presidenciales. Hoy mantendrá con la candidata socialista, Ségolène Royal, un debate cuya celebración ha estado rodeada de una viva polémica que ha crispado la campaña.

Tras ser suspendido por la cadena que debía emitirlo inicialmente, Canal+, tendrá lugar ante las cámaras de otra televisión de pago, la BFM, aunque podrá ser seguido en directo por Internet. Ayer, centristas y socialistas acusaron al candidato de la derecha, Nicolas Sarkozy, de haber ejercido "presiones" a los medios para vetar el debate.

Los candidatos elevaron ayer la temperatura de esta calurosa primavera electoral, hasta ahora poco dada al ataque personal. El fuego se abrió después de que el jueves Canal+ renunciara a emitir el debate propuesto por Royal para no verse obligado a cumplir las estrictas reglas que marca el Consejo Superior del Audiovisual, que exige dedicar el mismo tiempo a todos los candidatos. Pese a que la cadena ha desmentido haber recibido presiones, ni Bayrou ni Royal han juzgado plausible la explicación.

SOSPECHAS "No tengo la prueba, pero sí la certeza de que el debate ha sido suspendido a petición de Sarkozy", dijo el presidente de la UDF. Por su parte, la candidata socialista atribuyó lo ocurrido al "sistema mediático- financiero al que está ligado Sarkozy". Royal se mostró convencida de que el candidato de la derecha "ha hecho lo posible para que el debate no se produzca". En el mitin de ayer en Lyon, se presentó como "la candidata apoyada por José Luis Rodríguez Zapatero y Romano Prodi" frente "al candidato apoyado por Silvio Berlusconi".

Sarkozy, que rechazó debatir con Bayrou bajo el argumento de que "nunca se ha visto en la copa del mundo que el que queda tercero o cuarto exija jugar la final", se presentó ayer como víctima de "procesos de Moscú", en alusión al estalinismo. El líder de la UMP se mostró "sorprendido" y "herido" por unas acusaciones que, a su juicio, "no tienen nada que ver con el debate democrático porque son simplemente injuriosas". "Las atribuyo a la amargura", remachó el candidato al que las encuestas siguen dando una ventaja de seis puntos sobre Royal.

En opinión de Sarkozy, la situación creada a raíz del debate Royal-Bayrou es "ridícula", lleva a la confusión y desestabiliza al electorado socialista. Según dijo, el debate pertinente es el del próximo miércoles, entre los dos candidatos en liza.

ESTRATEGIA CUESTIONADA El primero en comparar a Sarkozy con Berlusconi fue Bayrou, el pasado miércoles, en la rueda de prensa donde anunció que su partido no apoyaría a ninguno de los dos candidatos. Ayer, los dirigentes centristas cuestionaron la estrategia de su líder al decir que su voto será para Sarkozy. Maurice Leroy, portavoz de la campaña de Bayrou, dijo que apoyaría al candidato de la derecha. Lo mismo harán 19 de los 29 diputados de la UDF, cuyo escaño deben al pacto con la UMP de las últimas legislativas.