Francia se levantó ayer sin transporte público, sin funcionarios y sin periódicos. El pulso sindical lanzado contra las reformas del presidente, Nicolas Sarkozy, alcanzó su punto culminante al sumarse los trabajadores del sector público a los huelguistas de los trenes, el metro y los autobuses de París, que llevan una semana en paro, mientras persiste la agitación universitaria.

Extrañamente callado desde que se inició la huelga de transportes, Sarkozy aprovechó ayer su intervención en el congreso de alcaldes para reiterar que no cederá y para confirmar que en los próximos días anunciará medidas sobre el crecimiento y el empleo y para mejorar el poder adquisitivo de los franceses. La pérdida de poder adquisitivo es una de las quejas de los funcionarios, que ayer fueron a la huelga para protestar también por la supresión de 22.900 puestos de trabajo en el 2008. El paro afectó sobre todo al sector de la enseñanza, pero también a los ministerios, los hospitales, algunos sectores de la energía, los controladores aéreos, las telecomunicaciones y las aduanas.

NUEVAS MEDIDAS Los trabajadores del sector público han perdido un 6% de poder adquisitivo del 2000 al 2005. Mientras que el sector privado ganó un 1% de poder de compra en el 2005 con relación al año anterior, la caída en los sueldos públicos fue del 0,9% en el mismo periodo.

El deterioro del poder adquisitivo es la principal preocupación de los franceses. Más de un 70%, según los sondeos, consideran que Sarkozy ha fracasado en este terreno en sus primeros seis meses de mandato y por eso el presidente, como adelantó ayer, se dispone a anunciar nuevas medidas esta semana, antes de viajar el próximo sábado a China.

La principal iniciativa puede ser la concesión directa y rápida de un complemento de ingresos para los franceses. Están en estudio varias medidas, entre ellas una paga mensual extra sin cargas sociales para los funcionarios, la ampliación de la exención de impuestos de las horas extraordinarias y complementos de remuneración, así como también ayudas a la vivienda y a la factura energética.

Estas medidas se inscriben en la política que Sarkozy definió ayer como de "firmeza y diálogo". En su discurso ante los alcaldes, señaló que "el Gobierno no ha buscado nunca un pulso", afirmó que "está abierto al diálogo" y tuvo un gesto hacia los ferroviarios al afirmar que "no son unos privilegiados", aunque precisó que la supresión de los regímenes especiales de la Seguridad Social es una cuestión de "equidad".

"Las reformas se harán, que nadie lo dude", reiteró Sarkozy. "Francia necesita unas reformas que han tardado demasiado", señaló, para añadir que no cree en un sistema que trata igual al que quiere trabajar más que al que no lo desea. En vísperas de que se abran, hoy, las negociaciones de los sindicatos y la compañía de ferrocarriles (SNCF), se dirigió a las centrales para decirles que "hay que saber terminar una huelga" que "ha tomado como rehenes" a muchos usuarios.

PAROS Y MOVILIZACIONES Los paros en la SNCF y en la RATP (metro y autobuses de París) cumplieron ayer su séptimo día, con una incidencia del 27% y del 18,4%, respectivamente, aunque las molestias a los usuarios son aún grandes porque circularon solo la mitad de los 700 trenes de alta velocidad programados y un metro de cada cuatro como media. Más o menos el mismo número que se espera para hoy.

La huelga había costado el lunes más de 100 millones de euros a la SNCF, 24 millones a la RATP y unos 2.000 millones a la economía francesa, según las cifras oficiales.

Además de las tres huelgas simultáneas --transportes, funcionarios y estudiantes universitarios contra la ley de autonomía, con la mitad de los centros del país afectados--, la jornada de ayer vivió varias manifestaciones en diversas ciudades.

MANIFESTANTES La más numerosa reunió en París a 70.000 personas, según datos de los sindicatos, con la presencia en la cabecera de los dirigentes de las centrales. En Marsella desfilaron 12.000 manifestantes, según la policía, 14.000 en Burdeos, 9.000 en Rennes y 7.500 en Lyón.

Por la mañana, el primer secretario del Partido Socialista (PS), François Hollande, había anunciado la presencia en las marchas de "numerosos" militantes socialistas, a los que había pedido que acudieran para defender el poder adquisitivo que la "política de Sarkozy cuestiona". "El quería ser el candidato del poder adquisitivo. Una vez elegido, resulta que no hay poder adquisitivo", lamentó Hollande en referencia al principal eslógan de Sarkozy: Trabajar más para ganar más .