El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que lleva diez años en la oposición en México, logró ganar en nueve de los 12 estados donde el domingo se celebraron elecciones para gobernador, alcaldes y diputados regionales. Sin embargo, este aparente éxito quedó mermado al perder en los estados de Oaxaca. Puebla y Sinaloa, conocidos bastiones del partido durante los últimos 80 años. Estas elecciones, celebradas en plena guerra entre el Gobierno y los cárteles de la droga, se consideran la antesala de las presidenciales del 2012. La derrota ha sido una sorpresa y, de hecho, representa una bola de oxígeno para el derechista Partido de Acción Nacional (PAN), del presidente mexicano Felipe Calderón.