Menos de dos años y medio después de que ganara las elecciones, los escándalos de corrupción y la mala prensa han podido con el primer ministro israelí, Ehud Olmert. En una alocución televisada a todo el país, Olmert anunció anoche que no se presentará a las primarias de su partido, el Kalima, previstas para el 17 de septiembre, y que, después de que se escoja al nuevo presidente de la formación, dimitirá para afrontar las investigaciones criminales que le acechan. Su renuncia arroja muchas dudas sobre la continuidad del ya de por sí enquistado proceso de paz.

"Desde el primer día he tenido que afrontar los ataques incansables de los autodenominados luchadores por la justicia, que han intentado destronarme", dijo. Desde que asumió el poder en marzo del 2006, Olmert se ha visto implicado en cinco sumarios de corrupción, aunque no ha llegado a ser procesado. En los últimos meses se le investiga por un presunto soborno por haber aceptado cientos de miles de dólares de un multimillonario judío, y por un caso de duplicidad de facturas, que supuestamente cargaba a organismos públicos y fundaciones judías.

El exalcalde de Jerusalén reconoció que ha cometido errores en sus dos décadas de servicio público, pero, aseguró, demostrará su inocencia. "Estoy orgulloso de ser el primer ministro que investiga a sus primeros ministros", dijo. Quien más opciones tiene de relevarle es la ministra de Exteriores, Tzipi Livni