El rehén alemán secuestrado en Afganistán, muerto el pasado 22 de julio, falleció por disparos y no a consecuencia de un fallo cardíaco, según la autopsia realizada en Alemania por el Instituto Forense de Colonia. Los análisis revelan que el rehén sufrió un paro circulatorio y que, aún con vida, recibió dos disparos que le causaron la muerte, a los que siguieron otros cuatro, comunicó hoy el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Martin Jäger.

El rehén, un ingeniero alemán, había sido capturado hace quince días junto con otro compatriota, de la misma profesión, quien sigue en poder los talibanes y de quien hace dos días se difundió un vídeo por la televisión qatarí Al Yazira. Hasta ahora, tanto Berlín como las autoridades afganas habían partido de la base de que había muerto de un fallo cardíaco, a consecuencias de los estragos del secuestro, mientras que por parte de los talibanes se había asegurado que había sido ejecutado.

Berlín informó asimismo de que se estaba analizando el vídeo con imágenes del segundo rehén y calificó su difusión de operación de propaganda de los insurgentes.

En las imágenes, de un minuto y emitidas sin sonido, se veía a un encapuchado apuntando su arma hacia el ingeniero y ordenándole hacer alguna declaración. Este, con las manos en los bolsillos del pantalón y el rostro enrojecido, se dirigía a la cámara para decir algo.

El cuerpo del otro ingeniero fue trasladado a Alemania para su autopsia a final de la semana pasada y hasta hoy no se habían conocido sus resultados.

Los talibanes exigían la retirada de las tropas alemanas de Afganistán a cambio de la liberación de los ingenieros, algo a lo que la canciller alemana, Angela Merkel, se ha negado repetidamente en redondo. Alemania tiene unos 3000 soldados en las tropas internacionales de la ISAF, bajo mando de la OTAN, y participa asimismo con un centenar de efectivos en la operación antiterrorista "Enduring Freedom", liderada por EEUU.