El incendio, el pasado viernes, de una discoteca en el centro de la capital argentina, que causó 182 muertos y 889 heridos, 57 de los cuales están en cuidados intensivos, provocó la dimisión del secretario de Seguridad de la ciudad autónoma de Buenos Aires, Juan Carlos López, y destapó graves carencias en el cumplimiento de las normas en el principal distrito político del país.

"Cuando hay una tragedia de esta magnitud alguien tiene que asumir sus responsabilidades", dijo López. El secretario de Seguridad reconoció que el sistema de controles de la ciudad "tiene una larguísima lista de problemas, ineficiencias y corrupción de toda el área de verificaciones" que obligó a depurar la plantilla de inspectores que no había sido completamente renovada.

Cuando se desató la tragedia, la Dirección de Inspectores capitalina sólo contaba con 220 funcionarios encargados de 200.000 locales comerciales e industriales de una ciudad de tres millones de habitantes. La discoteca República Cromagnon fue inspeccionada en abril del 2004 por los bomberos, quienes aseguraron encontrar "todo en regla".

EXPLICACIONES López pidió a esa dependencia que dé "las explicaciones que corresponden" a la luz de lo ocurrido. "Pudo haber fallado la normativa, pero aquí hubo un irresponsable que encendió una bengala y otro que cerró la salida de emergencia con un candado y alambres. Así, cualquier control del Estado se torna relativo", dijo el jefe de Gobierno de la ciudad, Aníbal Ibarra, al tiempo que anunció un cambio en las tareas de control. Ibarra también suspendió durante 15 días las actividades en las discotecas y prohibió los recitales en los locales nocturnos.

CRITICAS A KIRCHNER El presidente del país, Néstor Kirchner, se mantuvo en silencio en la Patagonia. Para los medios de comunicación, el presidente dejó que Ibarra pague el costo político del peor desastre no natural del país. Familiares y amigos de los fallecidos hicieron ayer una cacerolada de protesta.