Italia vivió una noche de infarto electoral. Tras el baile de cifras, que paralizó a las dos coaliciones en liza, La Unión de Romano Prodi y la Casa de las Libertades del primer ministro, Silvio Berlusconi, los resultados reflejaban esta madrugada una ligera mayoría de Prodi en la Cámara baja, mientas que el Senado está pendiente del resultado del voto emigrante.Transcurridas casi 12 horas del cierre de los colegios electorales, que bajaron la persiana a las tres de la tarde, los resultados casi definitivos daban a La Unión una mínima ventaja: el 49,8% de votos frente al 49,7% de la coalición conservadora.Los resultados para el Senado ofrecían a esa misma hora, con el 100% escrutado, el 49% para el centroizquierda y el 50,2% para las filas de Berlusconi. El voto de los italianos en el extranjero, que elegían 6 senadores y 12 diputados, es por lo tanto decisivo para la Cámara alta. La mayoríaDe confirmarse el resultado provisional para la Cámara de Diputados, los progresistas dominarían el Congreso ya que la nueva ley electoral les otorgaría de forma matemática la mayoría absoluta, es decir, 340 de los 630 escaños.La complicación surgiría si el centroizquierda no consiguiera finalmente el control de la Cámara alta, cosa que cada vez parece más improbable. Para formar el nuevo Ejecutivo es imprescindible que las dos cámaras den su confianza a la coalición que pretenda gobernar.Los políticos de ambos bandos ya aseguraron antes de las elecciones que, de darse esta circunstancia, preferían ir a unas nuevas elecciones antes que optar por las otras posibilidades contempladas por la ley, como son la formación de una gran coalición a la alemana o la instauración de un Gobierno de tecnócratas.Este fantasma planeaba anoche en los estados mayores de La Unión y de la Casa de las Libertades, encerrados a cal y canto a la espera de los resultados definitivos. Sólo Prodi al filo de la medianoche tuvo el valor de presentarse ante sus seguidores en la plaza romana de los Santos Apóstoles para decirles: "No se entiende lo que se está pasando, pero tenemos confianza". Con estoicismo vivieron los progresistas el vuelco que representaron los resultados oficiales con respecto a las proyecciones de los sondeos que daban una ventaja de cinco puntos a La Unión.Nueva ley electoralBerlusconi, que llegó a media tarde a Roma procedente de Milán, se parapetó en su casa, el palacio de Grazioli, a la espera de ver escampar los nubarrones. Como declaró anoche Daniele Capezzone, uno de los dirigentes de la Rosa en el Puño, "el objetivo de crear el caos se ha cumplido". La nueva ley electoral, aprobada hace seis meses por la mayoría conservadora, fue la culpable de la noche toledana y fuente de satisfacción del líder de la Casa de las Libertades por haber jugado a su favor en las elecciones al Senado, que se contabilizaron en función del voto en la regiones.Los dirigentes del centroizquierda ya dijeron por la tarde que podían perder en el Senado, a pesar de haber recibido una mayor cantidad de votos. La participación récord, el 83,6% frente al 82,7% del 2001, ayudó a Il Cavaliere a resistir el embate del centroizquierda. Las urnas juzgaron a Berlusconi, pero anoche no estaba claro si lo condenaron a la oposición.