El impacto de la presión israelí se empieza a notar. Los profesores llevan dos meses sin cobrar, la carne ha desaparecido de los menús del orfanato y unas 4.000 familias pobres han dejado de recibir la ayuda económica y la comida que distribuía la Sociedad de Caridad Islámica. La economía general de Hebrón también lo nota. Más de una docena de tiendas de ropa de marca, salones de belleza y despachos han echado el cierre.