Hasta aquí puedo llegar", dijo, con un dramatismo que olía a derrota inexorable, el presidente interino de Bolivia, Carlos Mesa, cuando en la madrugada de ayer anunció su renuncia al cargo tras una nueva jornada de protesta social que le había convertido en una mera figura decorativa de la crisis. Mesa seguía ayer formalmente en el poder a la espera de que el Congreso decida su reemplazo. Mientras tanto, Bolivia seguía sumergida en una incertidumbre llena de los peores presagios; miles de personas volvieron a tomar ayer las calles de La Paz con el objeto de exigir la nacionalización de los hidrocarburos.

El presidente del Senado, Hormando Vaca Diez, del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) --el partido que gobernó el país hasta la revuelta de octubre que expulsó al presidente Gonzalo Sánchez de Losada--, es el sucesor natural de Mesa. Sin embargo, su nombre causa aversión en el seno de los movimientos sociales que desde hace varias semanas tienen cercadas La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, ciudades en el umbral de la escasez de alimentos y combustible.

EL PAPEL DE LA IGLESIA "Es un empleado de las multinacionales", dijo a este respecto el Movimiento al Socialismo, el partido del dirigente de los campesinos cultivadores de coca Evo Morales, uno de los líderes de la protesta. El mismo rechazo despierta el presidente de la Cámara de los Diputados, Mario Cossío, también miembro del MNR.

Todo indica que Eduardo Rodríguez, presidente del Tribunal Supremo, acabará ocupando el lugar de Mesa. Una gestión discreta de la Iglesia católica intentaba limar las últimas resistencias para que Rodríguez entre al Palacio Quemado sin que Bolivia se incendie. Por lo pronto, Rodríguez ya ha dicho que si Vaca Diez y Cossío dan un paso al lado y, "llegado el caso", se le solicita "que asuma funciones ejecutivas", lo hará con el único deseo de "garantizar la convocatoria de elecciones". A última hora, Vaca Diez dijo que el Congreso no se reunirá a decidir el sucesor si siguen las protestas en La Paz.

ADVERTENCIA Para el periódico La Razón , el presidente dimitido "se va empujado por sectores empresariales" y "una dirigencia política radical, sindical y vecinal que había decidido no dejar respirar más a su gestión y a La Paz". Mesa, vicepresidente en el Gobierno de Sánchez de Losada, reconoció ayer su incapacidad para contentar a los sectores en pugna y lanzó una advertencia. Dijo que Bolivia, el país más pobre de la zona, "se acerca a un punto en el que nadie está dispuesto a escuchar al otro y unos pocos son los que imponen sus ideas a la gran mayoría".

Las diferencias que dividen a la sociedad son irreconciliables. Y no existe denominador común en temas cruciales. A estas alturas, los enfrentamientos no son regionales y políticos, sino también étnicos. Y una inquietante expresión ha comenzado a escucharse en la calle: "guerra civil".

GESTION ESPAÑA-EEUU El ministro de Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, conversó anoche con su homóloga estadounidense, Condoleezza Rice, y pactaron coordinar acciones conjuntas en Bolivia a través de sus respectivas embajadas, informa Marco Schwartz. Moratinos dijo que la experiencia anterior, en la reciente crisis ecuatoriana, servirá de modelo para ésta.

El ministro de Exteriores boliviano, José Ignacio Siles, solicitó ayer a la asamblea general de la Organización de Estados Americanos (OEA) que respalde al que "suceda constitucionalmente" a Mesa. El organismo pretendía anoche ofrecer su ayuda.